El CPD de BBVA es el corazón del banco: un espacio por el que pasa toda la información de la compañía y los clientes. Una transferencia, la retirada de efectivo en un cajero o la consulta del saldo desde el móvil son operaciones prácticamente instantáneas gracias a la capacidad de procesamiento del CPD. Sus instalaciones son por tanto espacios que cuentan con la mejor tecnología, los mayores estándares de seguridad y resiliencia y medidas para lograr un consumo energético óptimo.
“Cualquier operación que tiene un componente tecnológico en nuestra relación cliente-banco está operándose desde un equipamiento informático que está dentro de un CPD”, explica Alberto Jiménez Anguita, responsable global de operaciones IT en BBVA. Espacios súper protegidos que contienen la información más valiosa, que no se apagan nunca y cuya función fundamental es asegurar la resiliencia. “Es una infraestructura estratégica para el banco, que tiene que asegurar su funcionamiento pase lo que pase, 24 horas al día, 365 días al año. El día que se apagara este edificio, se apagaría el banco, algo prácticamente imposible”, afirma. Una convicción que les llevó a bautizar la sala principal del CPD de Ciudad BBVA con el nombre de Horus, dios egipcio que representa la resistencia y la salvaguardia.
Mitología aparte, los CPD de BBVA cuentan con las mayores certificaciones en seguridad, servicio y mantenimiento de operatividad, que permite reaccionar de manera adecuada ante contratiempos en el funcionamiento de las instalaciones. En España la entidad cuenta con un CPD principal, que se encuentra en Tres Cantos, y un CPD de respaldo en la sede de Ciudad BBVA, cada uno de ellos equipado con dos niveles de redundancia para garantizar el funcionamiento ininterrumpido de las operaciones; sistema de respaldo que proporciona continuidad sin paso por cero y autonomía eléctrica y de refrigeración en caso de emergencia.
Y para lograrlo, los CPD cuentan con grandes equipamientos tecnológicos que necesitan tener unas características determinadas para su correcto funcionamiento, ya que son máquinas muy sensibles a los cambios de temperatura y cuando se calientan, automáticamente bajan su rendimiento. Para BBVA, el compromiso con la sostenibilidad es una prioridad estratégica, por lo que además de asegurar la seguridad y la resiliencia, la eficiencia energética es una obligación.
Cerramiento de pasillos fríos
“Dentro de que queremos tener una infraestructura resiliente, queremos que sea lo más eficiente posible, sin perder un ápice de la seguridad de la instalación”, comenta Jiménez Anguita. Los sistemas de contención de pasillos de máquinas (fríos o calientes) han sido el primer paso para lograrlo. El cerramiento de pasillos fríos va a permitir reducir hasta 1.500 toneladas anuales de emisiones de CO2, con el consiguiente ahorro energético. Gracias a este proyecto, el banco espera reducir el consumo de energía un 5,88%, lo que equivaldría a una reducción de 733,2 toneladas de CO2 equivalentes anuales.
Este sistema consiste básicamente en separar el aire caliente y el aire frío de los pasillos correspondientes minimizando el flujo de aire entre ellos, consiguiendo grandes ventajas de eficiencia energética en el sistema de climatización. Es decir, por un lado, los ordenadores reciben aire frío que permite a las máquinas funcionar en condiciones óptimas. Ese aire frío se convierte en aire caliente que sale por la parte de atrás. De tal modo que la configuración está distribuida por pasillos de equipos que enfrentan las entradas de aire frío por un lado y las salidas de aire caliente por el otro. Así, en una sala diáfana, se va alternando un pasillo frío con uno caliente.
La separación de los dos ambientes se completa con la instalación de cerramientos en los pasillos fríos, para evitar la recirculación de aire y consiguiendo mantener constante la temperatura interior con menor esfuerzo energético. “Regulamos la salida de frío exactamente en los espacios que realmente lo necesitan. Medimos la temperatura de los pasillos a ras de suelo, a mitad del equipamiento y en la parte superior para localizar bien los puntos donde enfriar”, declara el responsable global de operaciones IT. Para mantener la seguridad de la instalación dentro del CDP, el material del cerramiento, a base de polímeros, permite que el techo se desintegre cuando salten los sistemas de extinción de agua nebulizada. Además de la mayor eficiencia energética de los sistemas de climatización, el proyecto de ‘pasillos fríos’ va a permitir disminuir las averías en el ‘hardware’ y una mayor vida útil del equipamiento tecnológico y los equipos de refrigeración.
Con la colaboración de uno de sus socios estratégicos, Kyndryl, el banco ha instalado este sistema en los CPD de Tres Cantos y Ciudad BBVA, de 1.500 y 490 metros cuadrados respectivamente, y tiene previsto extenderlo al resto de Centros de Datos de la entidad.