1. Reutilización del calor para mejorar la eficiencia energética
Las restricciones de energía provocadas por los conflictos geopolíticos del año pasado han aumentado la preocupación sobre el consumo energético en general y el de los centros de datos en particular. Invertir en I+D para encontrar nuevas formas de reutilizar la energía debería ser una prioridad para todos los centros de datos. Durante los últimos años, la métrica definida como ERE ha cobrado cada vez más importancia, además del PUE (Power Usage Effectiveness). ERE o Eficacia de Reutilización de la Energía, es una métrica utilizada en la industria de los centros de datos que muestra cómo la energía de los DC es utilizada por otras partes de la instalación o incluso por edificios de su comunidad cercana como hogares, oficinas o restaurantes. Esta nueva métrica es una herramienta ecológica para los centros de datos, ya que ofrece más visibilidad a aquellos DC que hacen uso de técnicas de recuperación de energía. Durante 2023, el ERE deberá recuperarse como complemento al PUE (Power Usage Effectiveness), ya que este último no tiene en cuenta la energía recuperada. Para los centros de datos, conseguir un ERE inferior a 1 debe convertirse en un imperativo. En definitiva, debido a la situación energética actual en Europa, los centros de datos tendrán que ser mucho más eficientes. Una de las formas de conseguirlo es a través de la reutilización del calor. Por esta razón, probablemente en 2023 se hará un esfuerzo mucho mayor para reutilizar el calor residual de los centros de datos.
2. Los data center aportarán valor a las comunidades y a la sostenibilidad
El segundo aspecto es una consecuencia directa del primero. La mayoría de los data center deben adoptar políticas verdaderamente sostenibles para garantizar un impacto positivo en sus comunidades. La industria debe determinar sus propias restricciones y políticas de sostenibilidad para complementar las decisiones tomadas por los gobiernos de las ciudades o de los países en los que se instalan, que no tienen en cuenta las necesidades o especificidades del sector. Los centros de datos para colocation se construirán en zonas que ya estén urbanizadas, y harán un esfuerzo para demostrar sus efectos positivos en el entorno local, ya sea en el aspecto económico, social o energético. Los centros de datos pueden aportar a las comunidades circundantes en términos de creación directa o indirecta de empleo, educación o bienestar, así como innovaciones en eficiencia energética, que pueden exportarse a otros sectores o aspectos de los municipios. Además, los centros de datos siguen contribuyendo en gran medida a la creación de un ecosistema digital local.
3. Aplicación de técnicas y tecnologías más eficientes para aumentar la refrigeración
La siguiente tendencia es una consecuencia de las dos anteriores y hace referencia a los modos de funcionamiento y a las nuevas tecnologías de refrigeración. En este aspecto, una de las estrategias implementadas para reducir el PUE que hemos visto en los últimos años y que se mantendrá con fuerza en 2023, es el aumento de la temperatura de funcionamiento. En el lado de las TI, los fabricantes y proveedores están cerrando cada vez más acuerdos en torno a la refrigeración líquida y la refrigeración directa, así como la refrigeración por inmersión. Estamos viendo cómo las OCP (Open Compute Platforms) adoptan diseños orientados a ambas, lo que reducirá los costes y hará más atractivas estas tecnologías.
4. El cloud llegó para quedarse
Todas las compañías se esfuerzan por aumentar su productividad y eficiencia, y para lograrlo necesitan incrementar su capacidad digital. Esto significa que muchos de ellas están optando inicialmente por soluciones de nube pública, que sigue representando hasta el 80% del espacio de los centros de datos en los mercados más relevantes. Las empresas de hoy se plantean dos alternativas: o bien optan por la colocación en espacios existentes, cada vez más escasos, o dan el salto a la nube pública, pero claramente la tendencia será la hibridación: las compañías contarán con espacio propio para cargas recurrentes y nube pública para cargas elásticas, optimizando así su eficacia y productividad. Además, hay que tener en cuenta que el COVID y la situación en Ucrania son dos parámetros que están impactando de forma muy significativa en la cadena de suministro. El coste y el tiempo de construcción de un data center propio se está incrementando, de manera que los centros de datos existentes de colocation se hacen más atractivos para despliegues rápidos.
5. El auge del Edge computing
La quinta tendencia está relacionada con el edge computing. Llevamos tiempo hablando del core network (núcleo de intercambio de la red de internet) y el data center network pero, en el lado del Edge estamos viendo que cada vez más dispositivos de IoT. Dichos dispositivos tienen que procesar una gran cantidad de datos a gran velocidad, por lo que los data center tienen que estar preparados para asumir esa gran cantidad de información. Al estar los dispositivos IoT diseminados geográficamente, surge la necesidad de dispersar también los puntos de proceso y servidores que atienden a esos dispositivos, resultando en una gran diversidad de ubicaciones. Los actores de este nuevo concepto del mercado de Edge son los carriers, los IT vendors, la nube pública, los puntos neutros y, por supuesto los data center para colocation como Data4.
6. La consolidación del data center nacional
La sexta tendencia tiene que ver con la progresiva descentralización de la capacidad de computación que empezó en los mercados FLAP (Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París) y que ahora tiene que consolidarse en data centers nacionales. Llevamos tiempo hablando de cómo la capacidad de proceso se va acercando progresivamente al edge. El incremento de dispositivos IoT y la introducción la tecnología 5G está permitiendo el desarrollo de nuevas aplicaciones que requieren estar más cerca del usuario. En este camino hacia el Edge, el datacenter que se está consolidando es el nacional como evolución natural del data center continental. Ahora es el momento de que el sistema digiera la capacidad que se está creando. Una vez pasada la ola de digitalización incrementada en la pandemia, se debe asentar la demanda actual necesaria en los grandes proveedores cloud, en un momento en el que muchas empresas se están planteando dónde quieren estar con relación al teletrabajo. En definitiva, durante los últimos años los centros de datos no han dejado de evolucionar de forma vertiginosa hasta convertirse en pilares del estilo de vida digital. De cara al futuro, serán más imprescindibles que nunca, pero su existencia y éxito estará ligado a prácticas verdaderamente sostenibles y responsables para con las comunidades con las que conviven.