Los directivos de Intel han celebrado para la prensa su tradicional encuentro de primeros de año, para hacer balance de todo lo acontecido en 2021, al tiempo que adelantan sus previsiones de cara al año que comienza. Norberto Mateos, su director general, aseguró que el pasado año “fue muy importante para la compañía. Nuestro CEO, Pat Gelsinger, que se incorporó el año pasado, trajo consigo una nueva estrategia, tanto de diseño como de fabricación de chips. Lo tenemos todo para poder llevarlo a cabo”, asegura. Así, Intel fabrica sus propios procesadores, pero también componentes heterogéneos, y a través de Intel Foundry Servicies, pone fábricas al servicio de terceros, porque “Intel es un jugador importante también para fabricar para terceros, a través de la creación de un marco coherente”, confirma Mateos.
El futuro seguirá fuertemente marcado por esta hoja de ruta. Pat Gelsinger ha prometido invertir 80.000 millones de euros en nuevas instalaciones de fabricación de semiconductores en Europa a lo largo de un periodo de diez años, Pero Norberto Gallego puntualiza en torno a la complejidad de montar una planta, ya que requiere cuatro años y entre 20.000 y 30.000 millones. Además, están a la espera que salga a la luz la ley europea Chip Act, una herramienta legal para favorecer la soberanía tecnológica de la UE.
Respecto a la escasez de componentes, una cuestión que lleva tiempo suscitando gran preocupación, Mateos asegura que son muchos factores los que intervienen para que hayamos llegado a esa situación. “Es un tema complejo. Habría que preguntarse ¿por qué hay picos de demanda? ¿Se debe a la pandemia, a que hay un presupuesto que antes se gastaba en otras cosas y ahora a dispositivos, o se debe a que nuestras vidas están cambiando y cada vez hay más dispositivos? Es decir, ¿es una demanda de pico o estable en el tiempo?” reflexiona el máximo responsable de Intel en España. Además, Mateos confirma que el año pasado la compañía incrementó su capacidad de fabricación un 15%. “Somos capaces de satisfacer una demanda de micro procesadores, pero hay otros componentes que aún siguen procesos de fabricación muy antiguos, como es el caso por ejemplo de algunas piezas de automoción”. Además, pese a que hay planes de fabricación en el viejo continente, “los tiempos son más lentos: podríamos llegar a tardar unos cuatro años en ponerlo en marcha”, confirma.