Con sede en Ehningen, Alemania, el superordenador cuántico Quantum System One es la primera instalación de este tipo en el mundo y ahora está disponible para empresas, organizaciones de investigación y universidades a medida que Europa se prepara para la era de la computación cuántica. A través de esta asociación entre IBM y Fraunhofer, el nuevo sistema ofrece la oportunidad de desarrollar una concentración única de conocimientos de computación cuántica en Europa y construir una comunidad en torno a esta tecnología emergente.
Se trata del primer paso para que la tecnología de computación cuántica de IBM se amplíe hacia su aplicación comercial. En julio, un ordenador cuántico en Japón se unirá a su primo de Fraunhofer y en un futuro no muy lejano también habrá uno instalado en la Clínica Cleveland de Ohio. Con prometedoras aplicaciones en todos los sectores y disciplinas científicas, los ordenadores cuánticos de IBM están diseñados para abordar los problemas más complejos del mundo que los superordenadores actuales no pueden resolver, y nunca podrán. En el futuro, las habilidades, el software y el hardware de la computación cuántica tendrán el potencial de desempeñar un papel central en la resolución de grandes problemas sociales como la sostenibilidad, el cambio climático y la salud pública.
“Nuevos medicamentos y materiales, modelos meteorológicos más precisos, baterías que podrían ser 1.000 veces más potentes o fertilizantes que requieren menos energía. En IBM, creemos fundamentalmente que la computación cuántica, combinada con la IA y la nube híbrida, podría acelerar el método científico. Con la Ley de Moore llegando a su fin, la computación cuántica es uno de los próximos grandes saltos tecnológicos y es la tecnología que se encuentra ahora en un punto de inflexión. Los ordenadores cuánticos han pasado de ser un sueño para los físicos, a ser ahora un reto para los ingenieros”, ha señalado Dr. Arvind Krishna, CEO y presidente de IBM.
De acuerdo con la compañía, aunque las inversiones en investigación y la propia investigación son importantes, no son suficientes. Existe una desconexión entre el desarrollo de un ordenador cuántico y su comercialización a gran escala. Sólo una fracción de las empresas se está preparando para la computación cuántica. La inmensa mayoría de las empresas aún no cuenta con personal capaz de utilizar los ordenadores cuánticos, de realizar cualquier tipo de programación cuántica o incluso de tener una idea de cómo podría ayudarles un ordenador cuántico. Hay poca formación cuántica en los puestos de trabajo y pocas contrataciones con conocimientos de informática cuántica.
Impacto de la pandemia
La pandemia de COVID-19 intervino en el montaje y hubo que hacerlo a distancia. “Estuve allí en octubre de 2019, donde tuve la oportunidad de interactuar directamente con el equipo que hacía el trabajo de diseño local, hacer que todos participaran, electricistas, fontaneros, y pude conocer los planes en detalle”, asegura Chris Lirakis, líder cuántico de IBM para el despliegue de sistemas cuánticos, que trabaja en el laboratorio de IBM en Yorktown Heights. “Sólo así puedes leer el lenguaje corporal de la gente, tener en cuenta las diferencias culturales y lingüísticas”. Sin embargo, los planes de Lirakis cambiaron. La pandemia impidió que nadie del equipo de EE.UU. pudiera volar a Alemania. Así que el equipo de IBM tuvo que recurrir a técnicas de montaje a distancia inspiradas en la NASA, llevando al extremo las prácticas de trabajo a distancia de esta pandemia. Desde 4.000 millas de distancia, el equipo estadounidense trabajó con ingenieros alemanes del laboratorio de desarrollo local de IBM para instalar el criostato, un sistema de refrigeración con tubos de circulación especiales para líquidos criogénicos, y el procesador cuántico IBM Falcon, un dispositivo microelectrónico extremadamente delicado. Una de las cajas enviadas se fabricó a medida para soportar el aislamiento de las vibraciones, con material amortiguador y soportes que podían atornillarse, lo que hacía imposible que toda la caja se volcara.
Aunque el equipo de IBM en Alemania creó el «centro» del Quantum System One, no tenía experiencia en el montaje del sistema completo. Así que Lirakis y sus colegas crearon un curso de montaje cuántico para los ingenieros alemanes. Así, varias horas al día durante unas semanas, estuvieron encerrados en un aula virtual. El equipo estadounidense tenía que estar en una videoconferencia con los alemanes a las 2 de la madrugada, al comienzo del día en Stuttgart.
En un tono más distendido, los viernes los dos equipos se tomaban unas cervezas al final del día, a la hora de comer en la costa este de Estados Unidos. Aun así, lo consiguieron y el ordenador cuántico entró en funcionamiento en enero de 2021, siguiendo los pasos marcados en el calendario original previo al COVID.