El edge computing está cada vez más presente en nuestras vidas, aunque su definición resulta ambigua. Considerada por muchos como una evolución natural del modelo de cloud computing, esta tecnología surge para atender los requerimientos de un entorno digital cada vez más complejo e hiperconectado acercando la computación y el almacenamiento a la ubicación donde se produce la información. El consumo creciente de datos y la llegada de la Internet de las cosas con millones de sensores enviando señales están provocando una demanda de mayor ancho de banda y menor latencia para dar una respuesta de calidad a las necesidades de conectividad actuales.
Para analizar las ventajas de estas arquitecturas, así como sus desafíos, Data Center Market, en colaboración con Schneider Electric y Vertiv, ha organizado un desayuno virtual de trabajo en el que han participado representantes de Bergé, Cedex, ESIC, Galp, Sony Music y UNED.
Durante el encuentro se ha puesto de manifiesto que hay interés por el edge computing, que, de hecho, “se está utilizando sin saber que los estamos haciendo”, y que muchas empresas empiezan a tomarlo en cuenta y a examinar su viabilidad y aplicación gracias a los beneficios que suscribe. Sin embargo, hay terreno por andar y la concreción de casos de uso resulta determinante para llevar a buen puerto proyectos de este calado. El cliente debe definirlos, estudiar las exigencias de su negocio, para emprender con éxito su despliegue. Se trata de una oportunidad para el sector TIC y en la que asegurar una óptima experiencia del usuario es clave. Y es que, el futuro es bastante halagüeño.
La tendencia, pues, es clara y su desarrollo va a ser imprescindible en las organizaciones cuando definitivamente estalle IoT y se precise tener una buena base pasa saber qué vamos a hacer con estos sistemas, para explotar la información que deben capturar los negocios. Habrá que trasladar esa información y “sacar la rentabilidad del dato” analizándolo al detalle. Y para lograr este fin un gran aliado es el edge computing.
No sólo la Internet de las cosas impulsará su despegue. Ya muchas compañías e instituciones tratan de lidiar con la utilización de múltiples dispositivos -incluidos smartphones-, por parte de empleados o usuarios cada vez más dispersos; y gestionar esa casuística de forma segura, rápida y efectiva se ha impuesto como un ruego real. “El tema es añadir inteligencia al edge”, conseguir esa capacidad computacional y de almacenamiento planteándose “¿qué podemos llevarnos al edge para que se puedan automatizar las tareas y que estas estén coordinadas?” En definitiva, cómo gestionar los dispositivos y los datos que generan y “qué inteligencia le damos para incorporarla a nuestro negocio”, se declaró durante el coloquio. Es “la reinvención de la interacción, añadiendo valor al negocio y a las personas”.
