Hoja de ruta para el triunfo de la nube híbrida

Publicado el 04 Abr 2022

Hoy en día, la mayoría de las empresas se encuentran inmersas en algún proceso de transición a la nube, y muchas de ellas adoptan un enfoque de cloud-first. Desde el punto de vista empresarial, las razones para hacerlo son obvias, ya que la nube ofrece agilidad, eficiencia y flexibilidad.

A pesar de todas sus ventajas, la adopción de una estrategia de cloud-first y la modernización de un centro de datos también conlleva desafíos. La mayoría de ellos son similares en todas las empresas, siendo un par de cuestiones clave las relacionadas con el reto presupuestario que implica la conversión de la inversión en gasto (“capex to opex”) para las compras en TI. Sin embargo, pasar al formato “opex” no es una decisión que se toma una vez cada cinco años, debe revisarse constantemente. Además, el aprovisionamiento de TI y la gobernanza de los costes no son exclusivos del departamento de compras, ya que las decisiones que toman los desarrolladores o los propietarios de aplicaciones tienen un impacto real en el gasto de una organización.

Un segundo reto clave que nos encontramos a menudo es el de los datos empresariales históricos. Este reto surge tanto desde una perspectiva de cumplimiento de normativas, si se opera en un sector muy regulado; como desde el punto de vista del control y propiedad de los datos, ya que están trasladando la información desde su centro de datos a un servicio en la nube; como desde el enfoque de la seguridad de los datos.

La clave del éxito de un proyecto en la nube pasa por darse cuenta de que limitarse únicamente a mover aplicaciones y datos históricos de un lugar a otro sin una inversión en la modernización de las aplicaciones no es la respuesta

Aplicaciones y datos históricos

La clave del éxito de un proyecto en la nube pasa por darse cuenta de que limitarse únicamente a mover aplicaciones y datos históricos de un lugar a otro sin una inversión en la modernización de las aplicaciones no es la respuesta. Las primeras empresas en adoptar los servicios en la nube ya han aprendido esto por el camino “doloroso”, pues esto no permite disfrutar de ninguna ventaja de las características fundamentales de la nube, como el auto-escalado, la auto-protección o las múltiples zonas de redundancia.

Para aprovechar esas ventajas las organizaciones deben identificar qué aplicaciones serían buenas candidatas para invertir en su modernización, ya que son las aplicaciones las que constituyen la esencia del negocio y ayudan a mejorar la experiencia de los clientes y obtener mayores beneficios. Hitachi Vantara puede ayudar a sus clientes en la identificación de esas aplicaciones.

El potencial de las aplicaciones basadas en arquitectura de contenedores

La mayoría de los altos ejecutivos CIO, CTO, COO… opinan que el uso de aplicaciones con arquitecturas basadas en contenedores está creciendo en sus centros de datos. El motivo es tanto un movimiento hacia la modernización de las aplicaciones como un fuerte deseo de desarrollar aplicaciones cloud-nativas que puedan funcionar en una plataforma de nube híbrida antes que utilizar los servicios de la nube pública.

Algunos directivos afirman que entre el 11 y el 20% de su carga de trabajo se ejecuta ahora en un entorno de aplicaciones en contenedores. Los usuarios pueden alojar estas aplicaciones cloud-nativas en sus propios centros de datos y utilizar la nube pública para obtener algún servicio de valor añadido. La “containerización” de las aplicaciones es probablemente la mayor oportunidad que estamos viendo en el mercado de las TI desde la virtualización de los servidores.

La “containerización” puede aplicarse a muchos casos de uso hoy en día, pero no es necesario utilizarla en todos. El uso de Kubernetes para despliegue y orquestación de aplicaciones distribuidas tiene mucho sentido. Sin embargo, para la orquestación de aplicaciones estáticas y convencionales heredadas, será excesivo debido a la complejidad incorporada de kubernetes que disminuiría cualquier ventaja para el negocio.

No ocurrirá de la noche a la mañana

Aunque muchas organizaciones comprensiblemente quieren modernizar sus aplicaciones y tenerlas en la nube lo antes posible, necesitan ser realistas sobre el tiempo que necesitan para esto. Hemos visto organizaciones de servicios financieros que estiman que tardarán 35 años en modernizar sus aplicaciones al ritmo de la transformación actual, por lo que se trata de priorizar aquellas aplicaciones que ofrecerán un resultado y un retorno de la costosa inversión que requerirá una modernización relacionada con la nube y las aplicaciones.

Sin duda, en este movimiento de modernización que supone la transformación digital, es necesaria la coexistencia de aplicaciones “tradicionales” juntamente con las cloud-nativas, al menos en el corto y medio plazo. En este sentido, los datos son clave para permitir esa convivencia. Tener una estrategia de datos que permita a ambos mundos operar conjuntamente en una cloud híbrida es lo ideal para el negocio.

Se trata de priorizar aquellas aplicaciones que ofrecerán un resultado y un retorno de la costosa inversión que requerirá una modernización relacionada con la nube y las aplicaciones

Haz tu elección

Mientras estés en el proceso de priorizar las aplicaciones para su modernización lo ideal es hacer una revisión de la cartera de aplicaciones y priorizar las que generen un retorno de la inversión inmediato a través de la modernización. De igual manera seleccionar aquellas que se deben dejar intactas y ser exigente con la retirada de las que tienen pocos o ningún usuario.

Durante este proceso se debería evaluar lo que supondría una nube privada o una infraestructura digital moderna en su centro de datos y con características de nube pública. En lugar de optar por la migración a la nube pública, también se puede renovar el propio centro de datos convirtiéndolo en una plataforma moderna.

Por lo tanto, el mejor consejo para sacar el máximo provecho de todas las oportunidades de la nube híbrida es categorizar las aplicaciones a partir de una prioridad de negocio. Luego decidir, aplicación por aplicación: retirarlas, actualizarlas y seguirlas ejecutando en el mismo entorno, o transformarlas/reescribirlas para ser ejecutadas en un entorno cloud-nativo.

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Javier del Álamo

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