Por Ismael Serrano, country manager de Infinidat Iberia
Según datos de Eurostat, más de la mitad de las grandes empresas europeas (el 56%) utilizaron la nube en 2018. Sin embargo, muchas de las que ya están en la nube están pensando en volver al data center local, porque han descubierto que los costes se disparan, hay problemas con la soberanía de los datos y se crea una excesiva dependencia del proveedor.
Pero están surgiendo nuevas alternativas que permiten a las empresas aprovechar los beneficios de la nube pública mientras mantienen la soberanía sobre sus datos en una nube privada.
Según muestran las previsiones de IDC, en 2021 el 90% de las empresas utilizará la nube. Pero, con frecuencia, la nube no aporta los ahorros de costes que promete; pronto la empresa descubre cómo los pagos mensuales se incrementan; Por otro lado, la seguridad sigue siendo una preocupación, debido a las continuas brechas de datos. Como resultado, muchos CIOs se están replanteando si deben hacer lo que se ha dado en denominar “repatriación de datos”.
Estos son algunos de los retos más importantes a los que se enfrentan las empresas en su transición a la nube:
1. Costes ocultos. Un dolor de cabeza común para los CIOs es, por ejemplo, pasar de un proveedor de nube a otro, o pasar de un entorno de nube a un entorno local. Los proveedores aplican penalizaciones (un “impuesto de salida” o egress tax) por eliminar los datos, lo cual acaba incrementando los costes hasta límites inasumibles. Para mitigar algunos de estos problemas, algunas empresas han decidido adoptar una estrategia multi-nube, pero esto, de nuevo, agrega complejidad y aumenta los costes, dificultando aún más la repatriación de los datos.
Ante estos problemas, tanto si la nube es pública como si es privada, el modelo de Procurement que se adopte será un aspecto esencial.
2. Consumo y adquisición del almacenamiento. Otro reto, que como es natural se traduce en costes, es el modelo de adquisición. Si escalar la infraestructura de almacenamiento requiere adquirir, instalar y configurar nuevo hardware, conseguir una elasticidad suficiente para competir puede llevar meses. Independientemente de si los datos de las empresas residen en una nube pública o una privada, la empresa debe poder contar con la flexibilidad de elegir entre diferentes fórmulas económicas, ya sea en función del consumo, o escalando a medida que los requisitos crecen o se reducen, o con una tarifa plana mensual.
3. Soberanía de datos. Por otro lado, aspectos como la soberanía de los datos siguen siendo un motivo clave de preocupación (especialmente, por ejemplo, en sectores como la banca, sanidad o servicios públicos) ya que es casi imposible mantener un control completo de los datos una vez que están en la nube. Asimismo, la nueva legislación en materia de privacidad (el ya famoso RGPD) obliga a las empresas a controlar dónde residen sus datos y quién tiene acceso a ellos. Y, de nuevo, más costes que añadir al presupuesto.
4. Dependencia del proveedor. Un apartado esencial, relevante sobre todo cuando la organización tiene que migrar grandes aplicativos a la nube, ya que impide aprovechar la competitividad de precios que existe entre las diferentes ofertas. Además, los proveedores de nube pública imponen múltiples mecanismos de facturación en función de diferentes criterios (requerimientos de capacidad, repatriación de datos, requisitos de protección…) y no es fácil predecir los costes con antelación y exactitud.
Hay que tener en cuenta todos estos riesgos para obtener una visión precisa del coste total de propiedad de los entornos de almacenamiento en la nube. Y, una vez analizados, optar por una tecnología que realmente atienda a las necesidades de la organización.
Añadiendo inteligencia al almacenamiento de datos
Las nuevas soluciones de almacenamiento definido por software pueden hacer que el almacenamiento sea más rentable, aprovechando todos los beneficios de la nube al tiempo que se mantiene la soberanía de los datos. Dichas soluciones le permiten mover cargas de trabajo a la nube para una mayor agilidad, sin necesidad de mover los datos, lo cual proporciona un entorno de alto rendimiento y alta disponibilidad que elimina los costes ocultos del almacenamiento en la nube. Estas nuevas soluciones, además, aportan la opción de utilizar diferentes plataformas de nube pública mientras los datos se almacenan en local en un entorno de nube privada, lo que permite a la empresa no solo predecir mejor sus costes, sino también reducirlos.
Por otra parte, con los nuevos modelos Capacity on Demand (COD), la infraestructura puede crecer en cuestión de segundos, permitiendo iniciar el servicio y después pagar por la ampliación. De este modo, el time-to-market no se ve limitado por la infraestructura de datos.
“En definitiva, en lo que respecta a la gestión de cargas de trabajo en la nube, el control de costes es difícil, porque hay muy poca visibilidad”, explica Israel Serrano, “y por esta razón, en muchos casos se está adoptando la solución antes de analizar el problema”. “La clave está analizar rigurosamente si hay razones para migrar a la nube, y cuantificar los resultados que se esperan, antes de emprender un camino que podría resultar costoso y de difícil retorno”.
En conclusión
En la gestión de cargas de trabajo en la nube, el control de costes es difícil, porque hay muy poca visibilidad. Por esta razón, en muchas ocasiones se está adoptando la solución antes de (o, lo que es peor, sin) analizar el problema. Sea cual sea el caso, la clave está en migrar a la nube con las preguntas respondidas: qué datos residirán on-premises, cuáles irán a la nube, parámetros de la migración, calendario, estrategia multi-nube, estrategias de mitigación de costes… En otras palabras, habrá que analizar rigurosamente si hay razones para migrar a la nube, y cuantificar los resultados que se esperan, antes de emprender un camino que podría resultar costoso y de difícil retorno.
Al final, y en función del tipo de negocio y de los datos almacenados, la nube puede no ser necesariamente la opción más inteligente. Especialmente en el caso de las grandes organizaciones, el futuro pasa claramente por contar con sistemas realmente elásticos que permitan nuevos modelos de adquisición, que serán a su vez un habilitador para los nuevos modelos de negocio.