Artículo escrito por Ralph Achkar, Director, Strategic Alliances Development & Marketing Capital Markets at Colt Technology Services.
La nube ha cambiado la forma en que la mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas. Y no sólo lo ha hecho en términos de almacenamiento personal, sino también en lo relativo a aplicaciones y servicios que usamos a diario y la forma en que trabajamos. Con la FCA publicando recomendaciones para las empresas que externalizan funciones en la nube o a terceros, parece que las empresas de los mercados de capitales no pueden resistirse para siempre a la fuerza de cambio.
Las empresas de Capital Markets están, gradualmente, superando sus temores sobre la seguridad y la velocidad de estos servicios, sobre todo atraídos por la flexibilidad y el potencial de la nube. Tanto es así que incluso muchos ya se han trasladado a un modelo de nube privada para ahorrar de costes. La pregunta es, ¿cuánto tiempo pasará antes de que veamos a las firmas moviendo algunas operaciones a una nube más publica? Y cuando esto suceda, ¿cómo van a acceder a este tipo de soluciones?
Lo que es aún más interesante, y potencialmente puede cambiar el juego, es la idea de que los mercados de capitales, en su conjunto, se muevan dentro de la nube, pero ¿cómo podría suceder esto?
Lidera la iniciativa y todos te seguirán
La respuesta, en parte, recae en las bolsas y cómo se accede a ellas. El Trading siempre se ha efectuado en lugares físicos, desde los más pioneros en cafeterías o bajo un árbol, a los monolitos modernos de pantallas aderezados por el suave zumbido de los microprocesadores. Sin embargo, cada vez más, la ubicación física es menos importante.
Las bolsas, que se han transformado inteligentemente en granjas de servidores, ya no se encuentran en edificios con sus nombres en la puerta. Para reducir la latencia, las empresas y firmas de trading se intentan trasladar a localizaciones próximas a estas bolsas. La ubicación real de la bolsa es cada vez menos relevante mientras las fuentes de liquidez están fragmentadas en diversos lugares. Además el “acceso” a la tecnología puede hacer que dos empresas separadas físicamente parezcan una sola ubicación lógica. De hecho, según crece la actividad de intercambio de capitales y se incrementa el número de intercambios producidos en cada uno, surgen nuevas necesidades que requieren cada vez de más espacio para sus operaciones.
Conectividad, pero no como lo conocemos
Mientras las empresas de intercambios se vayan moviendo a entornos en la nube, los participantes del mercado y sus actividades de negociación les seguirán. Las ventajas obtenidas por estar en el mismo centro de datos serán cada vez menos atractivas. En general, los usuarios empezarán a buscar una mejor experiencia. Una experiencia mejorada que refleje la flexibilidad que ganan gracias a un entorno en la nube. Como tal, hoy en día los usuarios esperan de su proveedor un ancho de banda elástico, una topología flexible y un modelo comercial adaptado a sus necesidades. Los proveedores de servicios deben estar preparados para este tipo de expectativas si quieren estar a la altura de las nuevas necesidades.
En un mundo hipotético, ¿cómo sería la conexión?
Las conexiones a la nube serán clave y deberán reflejar la experiencia del usuario. Si el modelo es un sistema híbrido, del tipo nube semi-pública, entonces lo más probable es que, en el mismo, habrá más de un ecosistema basado en la nube y cada lugar estará dispuesto con diferentes conexiones a cada uno de ellos. Sin embargo, la clave no estará en la latencia, o la capacidad o la fiabilidad, la flexibilidad será la que marque la diferencia.
Las redes tendrán la capacidad de adaptarse a tiempo de acuerdo con la demanda. No sólo en términos de capacidad, sino también en términos de topología, funcionalidades, y las opciones comerciales adheridas. En este nuevo mundo, las conexiones de punto a punto entre los participantes y el lugar serán reemplazadas por las conexiones de uno a múltiples ecosistemas de la nube a través de diferentes ubicaciones.