En la actualidad son muchas las pymes que todavía compran servidores para ubicarlos en la oficina y centralizar así toda la información empresarial. Si bien es cierto que la informática ha tenido mayor protagonismo y peso en la gestión y administración de las empresas, lo es también que aún se siguen conservando elementos que ya no son necesarios.
Según datos recogidos por Beservices, el 90% de los empresarios de pymes se oponen a externalizar los servidores y hacer uso de soluciones cloud computing por miedo al desconocimiento sobre la ubicación de los datos, el habitual “si está aquí se dónde tengo mi información”.
De hecho, la dependencia que tienen algunas compañías del software y documentos que se encuentran en el servidor es notable, hasta el punto que, si se paralizan, se detiene también gran parte de la actividad. Sin embargo, la dependencia de estos equipos no se corresponde con el nivel de seguridad que reciben.
En este contexto desde Beservices, consultora especializada en proyectos TI y proveedores integrales de soluciones informáticas, explican que la tecnología y el negocio van de la mano más que nunca y por ello quieren ayudar a las empresas a cambiar las soluciones ‘on-premise’ a soluciones cloud porque sin este cambio, la innovación se hace difícil de completar.
Los empresarios conservan sus servidores porque son conscientes de la necesidad de tener a buen recaudo la información y mantener la infraestructura para garantizar su funcionamiento. Por estos motivos asumen costes de mantenimiento de licencias, ampliaciones funcionales de la solución y, sobre todo, el coste de oportunidad, entre otros.
“Estos mismos motivos son los mismos por los que deberían adquirir la solución cloud. Si son miles los usuarios que están utilizando la misma solución implica que nosotros, los proveedores, focalizamos grandes esfuerzos para que el cloud computing sea fiable y los datos no estén fácilmente disponibles en ataques de internet”, apuntan desde Beservices.
Además, esta apuesta por tener el servidor dentro de la empresa supone para el empleado una atadura física al lugar de trabajo, cuando se puede trabajar de forma descentralizada con más fiabilidad y seguridad que en una red local.