El importante auge de la digitalización de cualquier ámbito o sector de actividad conlleva asociadas numerosas oportunidades de negocio en ciberseguridad. Así lo entiende el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), organismo dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, a través de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, que tiene como uno de sus objetivos principales apoyar el emprendimiento, la promoción del talento y el desarrollo de la industria nacional de ciberseguridad.
En este sentido, y en consonancia con el Programa Europeo Horizonte 2020, las nuevas tendencias TIC estarían vinculadas a actividades como la robótica y sistemas autónomos aplicados a la industria avanzada de los automóviles, la salud y la logística; computación avanzada y computación en la nube (cloud computing), entre otras.
El mapa de tendencias en ciberseguridad elaborado y publicado por Incibe contempla como oportunidades de negocio empresarial la ciberseguridad en sistemas de control industrial o la protección de redes industriales inteligentes y de redes de distribución eléctrica inteligente (Smart grids); y la protección de coches inteligentes, de sistemas de comunicación satelital y de vehículos aéreos no tripulados (drones). Otras oportunidades irían asociadas a la detección de fraude en banca y seguros, la gestión de información de eventos de seguridad o la seguridad en servicios FinTech (empresas financieras tecnológicas no bancarias). En el ámbito de la sanidad y farmacia, las oportunidades estarán vinculadas a la protección de dispositivos médicos conectados, el cifrado para la investigación médica y farmacéutica o el almacenamiento seguro y ubicuo de datos médicos. Otro sector a tener en cuenta será la cibereducación (formación a través de software educativo) y los laboratorios de ciberseguridad para combatir riesgos y prevenir vulnerabilidades con el objetivo de que empresas, ciudadanos e instituciones estén más seguras en la red. Tampoco hay que olvidar la distribución de ciberinteligencia y la simulación de incidentes y ciberejercicios para resolverlos. A todo ello, se suma los servicios de seguridad en la nube, el cifrado, el hacking ético y la certificación de confianza digital.
Según la experiencia de Incibe es lógico pensar que durante 2017 continuarán los ataques basados en malware destinado a la filtración de información y datos, principalmente de empresas, instituciones o gobiernos; las denegaciones de servicio por motivos políticos, geográficos o empresariales; el hacktivismo social y nuevos ciberataques a infraestructuras y operadores críticos. En la otra cara de la moneda, las empresas seguirán invirtiendo en ciberseguridad, adquiriendo nuevas capacidades destinadas a la detección y prevención de ataques, pero también a la mitigación de los mismos, además de reforzar la capacitación y especialización de sus equipos humanos y tecnológicos.