Hoy en día, las empresas tienen acceso a enormes volúmenes de datos que no pueden ser tratados de manera convencional, ya que superan los límites y capacidades de las herramientas de software habitualmente utilizadas para la captura, gestión y procesamiento de datos.
Sin embargo, el tratamiento de estos datos, tanto estructurados como desestructurados, con potentes herramientas permite obtener patrones de comportamiento, información útil para empresas y negocios que les ayudan a fijar sus estrategias a corto y medio plazo.
En cualquier caso, todavía son muchas las empresas que no tienen el big data en la agenda. Un estudio de Sage dice que el 73% de las empresas ya están concienciadas sobre la avalancha de datos que se pronostica para los próximos años, pero el 24% de las compañías no tiene previsto incluir en sus planes para los próximos dos años proyectos de big data (aunque esta cifra se reduce siete puntos, tras el 31% registrado el año anterior).
Las búsquedas de Google, las redes sociales, los vídeos que se suben a YouTube o los datos que generan de forma anónima los smartphones, las transacciones que se realizan en comercios, etc. Todo esto ha llevado a que casi tres de cada cuatro organizaciones inviertan en los próximos dos años en big data, además de que un 25% ha aumentado su presupuesto para incentivar las habilidades de tecnología y análisis.