En los últimos nueve meses se han registrado más de 970.700 cibercrímenes, esto supone un aumento del 21,5% respecto al mismo periodo del año anterior, según datos del Centro Criptológico Nacional. Para 2025, se espera que la ciberseguridad enfrente cambios significativos, con un enfoque en la seguridad de los dispositivos IoT, la firma digital y la centralización de certificados digitales. Estas áreas jugarán un rol clave en la protección de la información y la continuidad de las operaciones empresariales.
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Criptografía post-cuántica
Muchos de los sistemas de seguridad que usamos hoy, como RSA, podrían ser vulnerables a los futuros ordenadores cuánticos, que tendrían la capacidad de descifrar datos que actualmente consideramos seguros.
Por eso, las empresas deben empezar a adoptar nuevas tecnologías de cifrados resistentes a este nuevo tipo de ataque. Esto es clave para proteger la información a largo plazo. Además, es importante planificar con cuidado, ya que estos nuevos algoritmos son diferentes a los actuales, lo que implica probarlos y asegurarse de que tanto la empresa como sus proveedores estén preparados.
Seguridad de los dispositivos IoT
Para 2025, la cantidad de dispositivos conectados a Internet (IoT) seguirá creciendo. Cada uno de estos dispositivos tiene una “identidad” digital que necesita ser gestionada y protegida, pero muchas organizaciones no tendrán las herramientas necesarias para hacerlo de manera eficiente.
Muchos dispositivos IoT no cuentan con sistemas automatizados para gestionar sus identidades, lo que dificulta su administración y los hace vulnerables a ataques cibernéticos. Para garantizar la seguridad a largo plazo de estos dispositivos, especialmente los que tienen una vida útil prolongada, los fabricantes deberían empezar a usar criptografía post-cuántica, asegurándose de que no sean víctimas de ataques en el futuro.
Firma digital y autenticidad
La inteligencia artificial ha avanzado tanto que ahora es más fácil crear imágenes, vídeos o incluso programas falsos que parecen reales. Esto ha generado dudas sobre en qué podemos confiar. Con IA es posible producir contenido falso o diseñar ataques cibernéticos más avanzados.
En este escenario, las firmas digitales son una de las mejores maneras de verificar la autenticidad, ya sea de una imagen, un video o un software. Esto será cada vez más importante para generar confianza en un entorno digital donde no se puede confiar ciegamente en lo que se ve o escucha.
Centralización de certificados digitales
Los certificados digitales son clave para garantizar la seguridad en Internet. Sin embargo, si no se gestionan de forma adecuada, pueden dispersarse en diferentes dispositivos, aumentando el riesgo de pérdida de datos o accesos no autorizados.
Centralizar la gestión de estos certificados hace más fácil protegerlos, ya que permite controlar todo su ciclo de vida, asegurando que se renueven a tiempo y que solo las personas autorizadas puedan usarlos. La centralización también permite hacer un seguimiento detallado de cada certificado, registrando quién lo usa, cuándo y para qué, lo que ayuda a prevenir accesos no autorizados y duplicaciones sin permiso.
Escasez de talento en seguridad
La brecha de talento en seguridad informática seguirá siendo un desafío en 2025. La falta de personal capacitado y la alta demanda de expertos digitales en áreas emergentes como la criptografía cuántica y la IA pondrán a las organizaciones bajo presión para mantenerse seguras.
