España se está convirtiendo en una pieza fundamental de interconexión del sur de Europa, con los centros de datos viviendo un momento histórico. La construcción de estas instalaciones es esencial para sostener la infraestructura digital y asegurar la prestación de servicios en la economía actual.
El mercado de data centers es uno de los segmentos de negocio de TI con mejores proyecciones de crecimiento. De hecho, según una investigación de JLL, a nivel mundial crecerá a una tasa anual compuesta del 15% hasta 2027, y se prevé que en EMEA este porcentaje sea del 25%.
Y este mes de marzo, en el que se celebra el Día Mundial del Data Center, es una buena ocasión para poner en valor el auge de esta industria en España. Los datos de Spain DC, la asociación de data centers en España, así lo confirman: este país destaca por ser el más crece en Europa con el desarrollo de grandes instalaciones, y las previsiones son que la potencia instalada se multiplique por seis en los próximos dos años, pasando de los actuales 160 MW a los 600 MW en 2026. Esto nos permitirá acercarnos a los niveles de los principales mercados europeos, como Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París.
El liderazgo en este campo es esencial para el futuro del país, ya que el progreso hoy depende de estas complejas instalaciones y, por tanto, debemos ser capaces de sacar el máximo partido a las fortalezas que tenemos como país como, por ejemplo, como la situación estratégica, que hace que contemos con cables submarinos que permiten conectar distintos continentes, o la posición geográfica, que facilita el aprovechamiento de energías renovables, como la solar o la eólica.
Es el momento también de crear un ecosistema sólido con todos los actores de la cadena de valor de la economía digital, entre los que nos encontramos los diseñadores y constructores de centros de datos. Como especialistas, tenemos que aportar soluciones a retos como el aumento constante de la cantidad de datos que se generan y que exige capacidad de escala o la rápida adopción la inteligencia artificial, que implicará mayores requisitos de potencia informática.
Indudablemente, se hace imprescindible una apuesta por la innovación y la aplicación de nuevos conceptos de diseño para conseguir la flexibilidad suficiente. En este sentido, uno de los tipos por los que se está optando, es el diseño modular, que facilita la escalabilidad para abordar los nuevos requerimientos, y los microcentros de datos, para operar entornos de baja latencia y autonomía local, como aplicaciones en el perímetro, IoT o sucursales.
No podemos obviar tampoco que el incremento de los datos y de las cargas de trabajo, aumentan los requerimientos energéticos, por lo cual se necesitan soluciones avanzadas de enfriamiento, como la refrigeración líquida o por inmersión, que impulsan la eficiencia energética.
La IA, un reto y una oportunidad
La irrupción de la inteligencia artificial está transformando la operación de los data centers, y trae ventajas claras pero también desafíos. Esta tecnología está ya proporcionando beneficios innegables en áreas como la gestión de la capacidad y rendimiento, el mantenimiento predictivo, la optimización energética y la seguridad.
Sin embargo, también hay que considerar los retos, si se quieren aprovechar sus ventajas. En primer lugar, las redes energéticas deberán soportar la capacidad que supone el aumento de densidades, ya que las aplicaciones y desarrollos de IA requieren más energía y recursos informáticos. Además, habrá que tener en cuenta los costes iniciales que conlleva la adquisición de hardware y software específico para esta tecnología.
También será imprescindible dedicar recursos a la capacitación. La IA propicia un gran avance y un cambio de paradigma, por lo que el desarrollo de habilidades es un enorme reto. Se debe crear un entorno de aprendizaje y formación continuo y, desde las compañías de TI, como grandes proveedoras de talento y especialización, abordar la brecha de capital humano, cualificar a nuevos profesionales y colaborar con instituciones educativas y organizaciones del sector para impulsar la capacitación en tecnologías clave como ésta.
En definitiva, los centros de datos son la base de la economía digital y el mercado crece a buen ritmo pero, para seguir desarrollándose y consolidando al país como referente, es crucial que demos respuesta a estos retos.