El número de usuarios españoles que sufrió al menos un intento de instalación de stalkerware (spyware comercial que con frecuencia se usa como herramienta para el espionaje doméstico) ha aumentado un 142% en los ochos primeros meses de 2019. El panorama de este tipo de amenazas se ha ampliado a todo el mundo; sin embargo, en España, el crecimiento es significativamente superior en comparación con la cifra global (35%). Además, Kaspersky ha descubierto 380 variantes de stalkerware que se propagaban libremente en 2019, un 31% más que hace un año. Estas son algunas de las principales conclusiones del informe elaborado por la compañía, “The State of Stalkerware in 2019”.
Los llamados stalkerware pueden acceder a la vida privada de las personas. Al usarlos, un stalker (acosador) podría tener acceso a los mensajes, fotografías, redes sociales, geolocalización y grabaciones de audio o cámara de sus víctimas (en algunos casos, en tiempo real). A diferencia de las aplicaciones de control parental legales, estos programas funcionan ocultos en segundo plano, sin el conocimiento o consentimiento de la víctima. A menudo se promocionan como software para espiar a la pareja. En los primeros ocho meses de 2019, 37.532 usuarios únicos fueron el objetivo de al menos un intento de instalación de stalkerware en su dispositivo, frente a 27.798 en 2018. En el caso de España, el número de afectados creció un 142% en comparación con el año anterior (de 249 a 602). España se encuentra, además, entre los 12 países con mayor prominencia de stalkeware, ocupando la undécima posición, por detrás de Rusia, India y Brasil, que lideran la lista. En Europa, Alemania, Italia y el Reino Unido ocupan los tres primeros puestos, respectivamente.
Aunque estas cifras pueden parecer menores que las de otro tipo de malware (por ejemplo, equivale a sólo el 9% de los usuarios atacados por amenazas financieras en el primer semestre de 2019), es importante tener en cuenta que, a diferencia de la mayoría de las amenazas para usuarios domésticos, el stalkerware suele usarse para atacar específicamente a una víctima. Este spyware necesita instalarse manualmente en el teléfono de la víctima, por lo que el stalker necesita acceso físico al dispositivo.
Además, existen en el mercado otros tipos de stalkerware. En los primeros ocho meses de 2018, Kaspersky detectó 290 variantes potencialmente peligrosas; en 2019 ese número ha crecido en casi un tercio, hasta llegar a 380. Este cambio viene acompañado de un notable incremento en las detecciones de este tipo de software por parte de los productos de Kaspersky: en 2019 aumentó un 373%, hasta los 518.223 casos.