Los datos de negocio de Intel son uno de los mejores barómetros para saber la evolución del sector tecnológico. Al fin y al cabo, los chips de la compañía del Silicon Valley están en la mayor parte de los ordenadores y servidores del planeta, y su demanda muestra cómo están las ganas de las familias y las empresas de todo el mundo por invertir en tecnología.
En el segundo trimestre del año, Intel facturó por valor de 13.500 millones de dólares, lo que supone un crecimiento del 3% con respecto al mismo periodo del año anterior. Eso sí, se resintieron en el periodo los apartados de beneficios. Y es que la ganancia operativa se desplomó un 54%, hasta quedarse en 1.300 millones de dólares, y a los beneficios finales les sucedió casi lo mismo: cayeron un 51%, hasta los 1.300 millones de dólares.
Si se mira la evolución de cada unidad de negocio, las tendencias se prolongan en estos últimos meses. Así, el negocio de Client Computing (venta de chips para PC) cayó un 3% con respecto al año anterior, y generó 7.300 millones de dólares. Mientras tanto, las ventas de chips para servidores destinados a centros de datos generaron 4.000 millones de dólares, un 5% más.
El emergente negocio del Internet de las cosas, donde Intel se quiere convertir en un actor clave, también deparó a la compañía que dirige Brian Krzanich una caída de ingresos. En concreto, en el segundo trimestre de este año la compañía vendió productos de este tipo por valor de 572 millones de dólares, 2% menos que el año anterior, y hasta un 12% menos que en el primer trimestre del ejercicio. También sufrió el negocio de memorias de Intel, que cedió un 20% en el trimestre, hasta quedarse en 554 millones de dólares. Mucho mejor le fue la cosa a Intel Security, que creció un 10% con respecto al segundo trimestre de 2015 y alcanzó los 537 millones de facturación.
Brian Krzanich, Intel CEO, dijo que la compañía se mantiene cautelosa sobre la evolución del mercado de PC, que en los últimos trimestres mantiene una tendencia indisimulada a la baja, y apuesta el crecimiento durante este año a la demanda en centro de datos e Internet de las cosas. El directivo también aseguró que sigue en marcha el ambicioso plan de transformación de la compañía, que supondrá la reducción de unos 12.000 puestos de trabajo en todo el mundo, lo que equivale al 10% de la plantilla, y tendrá unos costes de unos 1.200 millones de dólares. Asimismo, algunos medios informaban hace unas semanas de que Intel está sopesando la venta de su brazo de seguridad informática, la antigua McAfee, lo que le permitiría centrar todas sus energías para competir en mejores condiciones en un mundo “post-PC”.