Si hubiera unas siglas que pudieran describir nuestra situación actual, serían VUCA. Pero, ¿qué queremos decir exactamente? VUCA es un acrónimo de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, que es una combinación de características que juntas, simbolizan la naturaleza de ciertas condiciones y situaciones difíciles. Asociado a nuestro mundo tecnológico nos plantearía las siguientes cuestiones:
¿Cómo puede el departamento de IT aportar certidumbre en este escenario cambiante?
¿Un movimiento al cloud publico me dotará de la flexibilidad y resiliencia necesaria?
¿Mi proveedor actual se preocupa por mi negocio?
¿Cuáles son las principales palancas que pueden desde IT apuntalar a la compañía?
Para muchas empresas, ha quedado más que patente tras el COVID-19 que la tecnología, hoy por hoy, es una de las pocas herramientas con la que cuentan las empresas para amortiguar los riesgos y amenazas. Sin embargo, dado que la situación a la que nos enfrentamos actualmente ha cambiado drásticamente, se ha acelerado la priorización de las organizaciones para aceptar la tecnología como su salvavidas para dar continuidad a sus negocios. Por ello, la transformación digital debe figurar entre las primeras prioridades de las compañías que quieran prevalecer.
Aquí es donde entra en juego el enfoque VUCA para aplicar en los departamentos IT. Estamos viendo que en los últimos años lo poco probable se convierte en lo cotidiano; pandemias, guerras, paros patronales… Los CIO de nuestras compañías necesitan alinearse con el negocio cada vez más y definir objetivos comunes, planteando los problemas que quieren resolver y utilizando la tecnología para solventarlos.
Para que esto suceda, los CIO deben adoptar cada letra del acrónimo como un reto dentro de su negocio y tomar una posición fuerte hacia la externalización de servicios e infraestructura para focalizarse en el avance del negocio.
La siguiente tabla muestra los términos opuestos que creemos más acertados para contrarrestar o mitigar las situaciones VUCA.
Desde un punto de vista de IT, estos mitigadores se podrían aplicar de la siguiente forma:
Organización: un socio tecnológico no solo ha de comprometerse con el desempeño de las tareas tecnológicas que se le designen, sino que se debe embeber en la organización del departamento IT de la compañía aportando una serie de valores muy concretos; la experiencia que dan su cartera de clientes para detectar/mitigar riesgos y amenazas y al mismo tiempo, potenciar las fortalezas y localizar las oportunidades. Debe estar alineado con las necesidades de negocio y hacer suya la visión de la compañía con la que tiene partnerazgo.
Específico: el socio tecnológico se debe enfocar de manera específica, por ejemplo, en las migraciones y usos de Cloud Publico, deberían ser continuas las revisiones de los costes y el seguimiento escrupuloso de las mejores prácticas de los diferentes fabricantes. Deberían tipificarse y especificarse las revisiones en un calendario con los entregables correspondientes y con datos contrastados.
Sapiencia (sabiduría): ante escenarios complejos, la única forma viable de abordarlos es desde el conocimiento y la experiencia. El socio tecnológico debe llevar por bandera la sapiencia en las tecnologías más disruptivas posibles; RPAs, Cloud Publico, Big Data, Machine Learning, Ciberseguridad…
Certeza: el socio tecnológico se debe comprometer con los SLAs contratados y los diferentes acuerdos consensuados. Al mismo tiempo debe mostrar una capacidad acelerada de reacción y adaptación, y dar luz sobre la incertidumbre reinante asegurando la continuidad del negocio ante situaciones cambiantes.
Es por ello por lo que independientemente del momento en el que vivimos y la situación cambiante actual, se deben tomar decisiones sobre la infraestructura en la que operarán nuestros sistemas core de negocio y el soporte y mantenimiento de estos en nuestras organizaciones, ahora y en los años venideros. La flexibilidad de la nube y el contar con partners especializados tanto en aplicativos core como en infraestructura, comunicaciones y disaster recovery, permitirá a nuestros empleados trabajar de manera flexible en función de las necesidades del negocio, adaptando en todo momento la tecnología a las condiciones cambiantes.
Hoy, más que nunca, las organizaciones necesitan tomar decisiones rápidas y ágiles en todos los niveles del negocio. Algunos ejemplos plausibles en los que el enfoque VUCA encaja como un guante son los siguientes:
Ataques reputacionales. ¿Está la organización preparada para una campaña de cancelación en redes sociales, donde reina cierta impunidad para publicar bulos o calumnias?
Planes de continuidad de negocio, por ejemplo, la amenaza latente de un apagón masivo en Europa. ¿Ha sido correctamente ponderada o se han tomado las medidas factibles y oportunas para paliarlo?
Sobre la fuerza laboral. ¿Contamos con un plan para automatizar las tareas repetitivas por medio de RPAs? ¿Hemos adoptado tecnologías de industria 4.0 en nuestra fábricas para intentar atenuar un proceso de conflictividad laboral?
Las compañías han de andar el camino de la adaptación al cambio y el arte de la fluidez. Nadie puede asegurarnos qué nos deparará la próxima semana o el próximo año. Lo que sí podemos afirmar es que el “vis pacem para bellum” estuvo, está y estará tan presente en la antigüedad, como ahora mismo.
Un aforismo árabe que representa el espíritu de este enfoque en los departamentos IT es: “Si intentas alcanzar la Luna tirando piedras con una honda, es probable que no llegues a la Luna, pero aprenderás a usar la honda”.
