La agenda de Noel Bravo, la persona que en España se encarga de establecer y desarrollar alianzas con proveedores de tecnología y servicios, refleja el momento que vive la compañía. Bravo cambia una reunión con NetApp para atender a los periodistas, y confiesa que durante el día tendrá otras tres citas con diferentes marcas. El director de servicios cloud y alianzas de Kyndryl a nivel nacional asegura que, desde noviembre, el mes en que la compañía se separó definitivamente de IBM y empezó a cotizar en Bolsa, van a ritmo de un acuerdo por semana.
De esta manera Kyndryl, que hereda el negocio de servicios de infraestructura de IBM, construye su futuro como integrador global. En este tiempo, ha firmado colaboraciones con los grandes hiperescalares (AWS, Microsoft y Google), y con marcas de referencia en el mundo TI corporativo como VMware, Lenovo, Dell, Cloudera, NetApp, SAP o Nokia. Y así hasta pasar de 20 alianzas importantes. Y todas ellas llevan detrás planes de negocio conjuntos, acercamiento coordinado a los clientes y formación de empleados.
Como resultado de esta actividad frenética, el 30% de los proyectos que tiene hoy Kyndryl en cartera o iniciados, su pipeline, no tienen que ver con IBM. En cloud pública, por ejemplo, la firma quiere generar hasta 1.000 millones de dólares de negocio adicionales en todo el mundo con los grandes hiperescalares hasta marzo del año que viene.
Un equipo para cuidar y buscar alianzas
Establecer alianzas y ponerlas a funcionar requiere de muchos profesionales. En España, Noel Bravo asegura que cuenta con un equipo de siete profesionales dedicados exclusivamente a tal fin. Y que incluso dispone de una persona que busca acuerdos con empresas emergentes y poco conocidas. Además, la compañía también está dispuesta a colaborar con otros integradores de sistemas, aunque por el momento no desvela nombres. Kyndryl intenta conformar un portfolio de soluciones que resuelva los problemas de sus clientes (básicamente grandes compañías, como los primeros bancos del país y casi la mitad de las cotizadas en el Ibex35) en cinco áreas: cloud (pública e híbrida), conectividad, puesto de trabajo híbrido, inteligencia artificial y ciberseguridad.
De esta manera, Kyndryl se reinventa y sale a toda prisa del redil de los servicios en torno a las máquinas de IBM. Este “cambio cultural”, como lo denomina Noel Bravo, supone que Kyndryl ha pasado prácticamente de la noche a la mañana de competir con Dell o NetApp, por citar solo a dos proveedores, a trabajar codo con codo con ellos. Además, las alianzas de Kyndryl no solo son multinacionales. En el ámbito del puesto de trabajo digital, la compañía ha buscado la colaboración con la firma española Flexxible IT, con la que han diseñado una solución para analizar, automatizar y supervisar espacios de trabajo híbrido en entornos multinube.
La Bolsa da la espalda de momento
Por el momento los resultados de Kyndryl y su valoración en Bolsa no siguen una tendencia positiva. En su último trimestre fiscal, la compañía cayó en términos de ingresos un 8%, hasta los 4.600 millones de dólares. Además reportó unas pérdidas antes de impuestos de 732 millones. En todo el año natural 2021, la caída de ventas se situó en el 4%, y las pérdidas rondaron los 1.900 millones. La acción también ha sufrido un serio recorte desde el estreno de la firma en el parqué. Si en noviembre empezó a cotizar a 35 dólares, ahora mismo vale poco menos de 12.
En cualquier caso, Noel Bravo asegura que el crecimiento llegará en algún momento y que, como dato también positivo, en España la firma no ha perdido ni uno solo de los contratos que tenía cuando estaba integrada en IBM. Por su parte, el CEO de Kyndryl, Martin Schroeter, asegura que ahí fuera hay una oportunidad de negocio gigantesca, que además se doblará hasta 2024, y sobrepasará los 500.000 millones de dólares. Los analistas opinan que Kyndryl tiene muchos retos que superar en los próximos años. En primer lugar porque hay muchos competidores ofreciendo soporte técnico a las grandes corporaciones, y el mismo brazo de servicios de IBM es un competidor a tener en cuenta. Y también está sobre la mesa la complicada tarea de ofrecer valor con esos servicios y, por lo tanto, subir la rentabilidad de los mismos, que era el punto que penalizaba las cuentas de IBM.