Aprovechando la celebración del primer Congreso Europeo de Consultoría, la Asociación Española de Empresas de Consultoría (AEC), la entidad organizadora, ha dado un toque de atención. La AEC, que agrupa a 26 compañías, ha abogado en el evento por que tanto las empresas como la Administración dejen atrás la etapa de reducción de costes e inversiones y entren definitivamente en una etapa de transformación e innovación que será la que hará a España más competitiva.
Para contextualizar la situación que atraviesa la Innovación en España y su relación con los países del entorno europeo, la AEC ha presentado su Primer Informe de Innovación: La Consultoría en el ADN de la innovación, donde se realiza un mapa de situación, se enumeran las deficiencias que aquejan a España en materia de innovación y se recogen las soluciones propuestas por el sector de la consultoría.
Como ha puesto de manifiesto Manuel Pimentel, presidente de la patronal del sector de la Consultoría, en la presentación del Congreso: “La innovación no puede ser solo un ineludible objetivo sectorial; debe ser también un compromiso de todos los actores implicados, y sobre todo, un objetivo de país”. Según ha demandado el presidente de la AEC: “Corresponde al Gobierno poner en marcha una política efectiva de incentivos a la I+D+i a través de la bonificación en las cotizaciones a la Seguridad Social para personal investigador, que, en el sector de la consultoría se aplica a consultores que trabajan en proyectos de calado innovador con sus clientes, así como todas las iniciativas y normativas que impliquen un apoyo y un estímulo efectivo a las empresas en este campo”.
Según se desprende del Informe, actualmente, los recursos destinados en España a I+D son notablemente inferiores al resto de los países de la OCDE; esta situación es incluso peor en el sector privado (2,3 investigadores por cada 1.000) que en el público (4,5 de cada 1.000). Este y otros factores hacen que la innovación en España esté seis puestos por debajo de la media europea, ocupando el puesto 17 de los 28 miembros que componen la Unión Europea. En España, solo el 41% de las empresas son innovadoras, frente a un 79,3%, en Alemania o al 59,5%, de Irlanda.
Entre las causas principales de este resultado se encuentran: la escasa colaboración entre los agentes implicados; la falta de cultura en los mercados financieros españoles para la financiación de la innovación; el desajuste entre la oferta tecnológica de los centros tecnológicos y las necesidades de las empresas; la escasa cultura de colaboración de las empresas entre sí y con los centros de investigación y la reducida financiación pública para el desarrollo de empresas emergentes.
Las empresas que han contratado consultoría de innovación obtienen un retorno medio de 7,7 euros por cada euro invertido. El 74% de este ROI se ha obtenido en los tres primeros años desde la finalización de los proyectos. El Informe resalta también el impacto que la innovación tiene en el crecimiento económico que se comprueba en las mejores cifras que presentan las empresas innovadoras frente a aquellas que no innovan. Las innovadoras aumentan su cuota de mercado un 10%, muestran un incremento de la productividad del 16% respecto a empresas no innovadoras, alcanzan un mayor grado de internacionalización, con un aumento del 18%; y generan un 2% más de empleo cualificado.