Los ataques a la red eléctrica pueden causar estragos, tanto para el negocio como para la población. Un ejemplo de estas consecuencias es lo ocurrido en Ucrania a finales de 2016, cuando el país sufrió un ciberataque que sumió al 20% de su capital, Kiev, en la total oscuridad, dejando a más de 200 mil personas sin luz en pleno invierno y a multitud de infraestructuras sin poder desarrollar su actividad.
Tanta es la preocupación ante estas amenazas, que, según recoge el estudio “Cómo burlar amenazas a la red eléctrica” de Accenture, el 63% de los ejecutivos de las empresas de servicios a nivel global considera que existe un peligro moderado por una interrupción en el suministro de electricidad como consecuencia de un ciberataque a la red. Al fin y al cabo, casi todas las infraestructuras, críticas o no, dependen de una forma u otra de la electricidad para funcionar, desde los quirófanos de un hospital hasta las puertas que permiten la entrada y salida de camiones de transporte de una fábrica.
Debido al alto volumen de amenazas que día a día pueblan la industria es importante contar con soluciones que protejan los diferentes puntos de entrada y posibles vulnerabilidades que puedan explotar los ciberatacantes o que puedan verse perjudicados por una amenaza.
“La red eléctrica es un punto de ataque muy jugoso para los hackers, ya que un fallo puede suponer una catástrofe para la industria y, por ende, para la sociedad. Aunque quienes se encargan de la red de distribución son expertos en recuperarse tras averías o fallos breves o causados por inclemencias del tiempo, hemos visto que en algún caso no estaban preparados para actuar con eficiencia en caso de ciberataques, como ocurrió en Ucrania con Industroyer o anteriormente con BlackEnergy. Por ello, es necesario que las propias infraestructuras cuenten con herramientas tecnológicas punteras que puedan prevenir o frenar las consecuencias que tienen para ellas dichos ataques”, señala Javier Martínez, Sales application Engineer en Eaton.
Eaton cuenta con una tarjeta de red, la Gibabit M2, que garantiza el cumplimiento de los más altos estándares de ciberseguridad UL, como es el UL 2900-2-2. Con este dispositivo, los administradores son advertidos de los problemas y pueden desconectar de forma adecuada y ordenada los servidores y sistemas de almacenamiento en caso de ser necesario. Por ejemplo, en caso de anomalías en la red eléctrica o en el entorno, la tarjeta de red Gigabit Network M2 puede activar las políticas de desconexión configuradas para que las aplicaciones vitales sigan ejecutándose.
“Nuestra tarjeta de red está concebida para proteger el SAI y las unidades de distribución de energía de las infraestructuras contra las ciberamenazas durante toda su vida útil. De esta manera, en caso de un ataque a la red que corte el suministro, los SAIs podrán seguir funcionando con su energía almacenada y garantizar una continuidad hasta que se solvente el problema”, añade Martínez.