Los costes ocultos del cloud computing

Cómo evitar un largo y tortuoso camino a la nube.

Publicado el 12 Sep 2022

Los costes ocultos del cloud computing.

El cloud, en todas sus manifestaciones, es la tendencia definitiva del mercado tecnológico. Todos los discursos son favorables para su implantación en los negocios de cara a su digitalización y los analistas enfatizan sus bondades y alaban sus resultados, en un mensaje ‘supremacista’ que hace pensar que no estar en la nube es un billete directo a la ruina. Pero detrás de los brillantes titulares hay sombras que el usuario percibe una vez puesto en marcha su despliegue y entonces toca retirada o asumir costes inabordables.

Negar que la nube no es el camino sería en estos momentos una incongruencia, pero hay costes ocultos y problemas que pueden surgir sobre la marcha que pueden dar por tierra un proyecto. Tampoco vale el mensaje ya estereotipo de que la nube es más barata que la infraestructura propia, hay muchos condicionantes y así lo confirman los diversos expertos consultados. Pero son los mismos usuarios los que han dado respuesta taxativa al respecto. Según el informe ‘Evolución a la nube’ elaborado por Couchbase, los planes de precios poco flexibles, las herramientas de gestión que no ofrecen el nivel de control que necesitan los usuarios y el hecho de que los datos no se almacenen donde deberían estar, supone un aumento de los gastos de más de un 25%, que se suma a los costes de las empresas en la nube. “Así, si por ejemplo cogemos como referencia una compañía en España que de media gasta más de 25 millones de euros al año en servicios en la nube, esto supondría que dichas empresas podrían ahorrarse más de 5,1 millones de euros o destinarlos a otra cosa si las empresas y los proveedores de la nube resolvieran todos los retos anteriormente mencionados”, asegura el estudio.

La encuesta, realizada a 650 CIO, ha revelado que los servicios en la nube no están cumpliendo las expectativas, e incluso, están sumando complicaciones además de costes. De hecho, cerca de la mitad (42%) de las empresas afirmaron que los servicios en la nube adoptados en los últimos tres años no habían cumplido las expectativas, mientras que el 46% de las compañías españolas aseguraron que las decisiones tomadas en el pasado sobre la nube habían dificultado los proyectos de transformación digital en 2021, y para un 45% les había resultado más costoso.

Vendor lockin

Abundando en este interesante estudio, entre los factores que las compañías consideran que aumenta el gasto en la nube se encuentran la necesidad de mejorar la seguridad y el cumplimiento de las normas, la falta de información sobre el gasto de las compañías y fórmulas para optimizar costes, la dependencia de un proveedor (vendor lockin), así como las herramientas de gestión de los proveedores que no otorgan el control necesario a las compañías, los planes de precios pocos flexibles (que no ofrecen a las empresas lo que necesitan en un único paquete) y el hecho de que los datos no se almacenen en el lugar necesario para cumplir con los requisitos normativos o de rendimiento (soberanía de datos).

Cuando una compañía decide adoptar una estrategia multicloud, con varios proveedores, se da cuenta de la diferencia de madurez tecnológica entre unos y otros

Por otro lado, las compañías están tratando de luchar contra las limitaciones de los servicios. “En España, el 47% de las empresas han tenido que reducir su interés en la transformación digital de su negocio debido a los retos que plantea los servicios en la nube, mientras que el 46% ha elegido servicios en la nube que no ofrecen la posibilidad de escalar el negocio para satisfacer la demanda”, apunta Couchbase.

Pese a todos los costes y retos a los que se enfrentan, las empresas se muestran optimistas sobre el cloud. “Casi todos los encuestados a nivel global confían en que sus servicios en la nube les proporcionen los niveles de seguridad, disponibilidad, rendimiento, rentabilidad, control, escalabilidad y cumplimiento que necesitan”, concluye el informe.

A todo esto, se suma el aumento del gasto en la nube. Así, las compañías quieren que el 58% de su gasto en TI se invierta en la nube pública para 2025, mientras que en España actualmente está al 46%, cerca de alcanzar el objetivo.

Hablan los usuarios

La elección de subir o no a la nube es mucho más compleja de lo que parece. La decisión ya no depende solo del tipo de compañía, sino que, además, dentro de la propia organización existen casuísticas distintas para cada carga de trabajo. Fernando Lucero, CIO de Iberdrola, afirma que “no existe una respuesta única y rotunda” a la pregunta de “qué es más caro”: la nube o el modelo on premise. “Aunque en Iberdrola queremos priorizar el uso de la nube, tenemos que analizar cada caso concreto. Por otro lado, muchos proveedores de soluciones ya están limitando la provisión de su tecnología on premise, con lo que no existe alternativa; y otros ofertan soluciones con restricciones de funcionalidades”.

En cuanto al pago por uso, asociado históricamente a la nube, Lucero lo califica como “un modelo en evolución. No es lo mismo ahora que hace tres años, y tampoco será igual ahora que dentro de unos años”. Los proveedores de nube están empezando a ofrecer modelos de pago por uso mixtos, con partes con costes fijos y otras con costes variables, que permiten tener una mayor flexibilidad y escalabilidad cuando se necesita. “Lo que hemos aprendido muchos clientes de los proveedores de servicio cloud es que necesitamos nuevas herramientas para gestionar el consumo exacto y el tiempo de uso de la nube ya que, si no, los costes se disparan”.

Cuanto más control sobre sus datos tengan los clientes de la nube, incluido dónde se almacenan y cómo se gestionan, más seguros estarán de que son seguros

Los picos en los costes suelen pillar por sorpresa a muchas compañías, igual que los “costes ocultos”, que a priori no se tienen en cuenta, de un proyecto de migración. “Cuando una compañía decide adoptar una estrategia multicloud, con varios proveedores, se da cuenta de la diferencia de madurez tecnológica entre unos y otros, e incluso la diversidad de soluciones propietarias que impiden muchas veces movimientos de cargas entre diferentes proveedores cloud”. Aquí entra en juego el conocido y temido ‘vendor lockin’. Igualmente, “la adaptación de un servicio cloud a los estándares de seguridad y operaciones de una empresa también supone unos costes elevados, además de que el proyecto conlleva varios meses de duración”.

En cuanto a qué nube es más barata, la pública o la privada, Lucero lo tiene claro: “la pública. La nube privada se diseña ad hoc para los requerimientos de la empresa en cuestión, como un data center, pero en cloud. Esto tiene sus ventajas, pero también sus desventajas, como los costes extra que lleva asociados”.

De esta manera, Lucero considera que el modelo híbrido que están adoptando la mayoría de las organizaciones responde más a la dificultad técnica de llevar toda la infraestructura a la nube, como “sistemas legacy, aplicativos de nicho o ciertos sistemas OT”; que a un tema de seguridad. “No es complicado emular la seguridad de las cargas locales en la nube”.

Una empresa con ADN digital como Cabify es carne de nube y así lo constata Alberto González-Calero, VP of Data: “Usamos mucho el modelo de pago por uso, sin ello no hubiéramos sobrevivido a la pandemia donde el servicio estuvo completamente parado. También montamos proyectos de prueba que no sabemos si van a funcionar o no, y eso solo podemos hacerlo con este modelo. Solo cambia del modelo de pago por uso si la estrategia de pricing sale rentable”.

Los costes ocultos  del cloud computing.
Los costes ocultos del cloud computing.

El punto de vista de una organización pública es radicalmente opuesto por su idiosincrasia, de tal manera que en algunos casos la nube no le trae cuenta. Ángel Luis Sánchez, jefe de Servicios de Apoyo a la Planificación Tecnológica del Servicio Madrileño de Salud, describe su caso particular: “aunque muchas organizaciones públicas atienden demanda no planificada, a nosotros no nos vale el pago por uso, porque si una app que va al ciudadano la usan todos los ciudadanos, los costes se pueden elevar tanto que puedes morir de éxito”.

Hablan los proveedores

Por su experiencia, Rafael Herranz, director general de ISG en Lenovo Iberia, conoce esta diversidad y está en condiciones de afirmar que “el cloud no es caldo para todos”. “Se trata de una herramienta, de una forma de hacer las cosas y hay quien sabe utilizarla bien y quien se equivoca. Algunos están encantados de la vida y otros están volviendo al on premise”. Herranz tampoco congenia con la idea de que cloud es barato, sino que depende del uso que se dé: “la nube es como cualquier proyecto, hay que tomarse su tiempo para pensar lo que se desea hacer, cómo llevarlo a cabo, decidiendo qué partes son más idóneas para el cloud y las más aptas para ser infraestructura propia, debido a la propia naturaleza de las aplicaciones”. En cualquier caso, este experto en infraestructuras recomienda a las empresas pedir ayuda y contar con partners de confianza “porque en caso contrario, te puedes encontrar enfangado en medio del camino”. Y también se decanta por un modelo híbrido, donde conviva la nube pública con la máquina propia.

Francisco Torres-Brizuela, director de Canal, Alianzas y Cloud de NetApp Iberia y LATAM, no titubea al señalar que el cloud no es más barato que la infraestructura propia: “Si alguien piensa que el cloud es más barato que una infraestructura on prem incurre en un error. En su momento de cara a los directores financieros se vendió esta imagen, pero la realidad ha demostrado que no es así”. Torres-Brizuela se acoge al actual dilema de alquilar o comprar un coche. “Si yo alquilo un automóvil todos los días, ¿me va a costar más barato que si lo adquiero? Evidentemente, no. La diferencia es que puedo alquilar un coche por horas y los días que lo necesito, y contratar una furgoneta cuando requiera hacer una mudanza”. La flexibilidad termina siendo la clave y para este experto tiene sentido que el cloud resulte más caro. “Si yo tengo flexibilidad, no tengo gente que me administre los sistemas y que esté pendiente si se cae o no una infraestructura en on premise. Todos esos costes los debe tener alguien y ese alguien son los proveedores cloud que tienen más optimizados sus recursos con una economía de escala para miles de clientes y sus costes son menores”.

Es necesario estar monitorizando y ajustando los servicios demandados para asegurar que no se nos dispara la factura

Al igual que Herranz, el directivo de NetApp confirma la existencia de casos de regresión de la nube al on premise, y da su explicación: “cuando se empieza en un modo piloto por ejemplo de inteligencia artificial, la mayoría de estas pruebas tienen sentido arrancarlas en la nube pues la tecnología de cómputo es muy cara, pero al llevarlo a producción los costes se disparan y entonces se produce esa vuelta y resulta más rentable tener máquinas en propiedad”. Lo mismo sucede en data analytics, cuando se produce un crecimiento de datos desproporcionado y hace que la factura de almacenamiento cloud se incremente y no resulte sostenible para la compañía.

Habla la nube pública

Frente a la disyuntiva nube privada y nube pública, los hiperescalares juegan con una baraja de más figuras. Carlos Milán, Solutions Architect de AWS, explica las razones de su potencial: “La escala de AWS y la manera en la que organizamos y construimos nuestra infraestructura nos permite alcanzar una mayor utilización de recursos y eficiencia energética que el datacenter medio convencional”. De hecho, un estudio reciente de 451 Research desvela que las empresas y organizaciones españolas pueden mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones con AWS. Según este reporte, la infraestructura de su nube es cinco veces más eficiente desde el punto de vista energético que un centro de datos empresarial europeo medio y las empresas en España pueden reducir el uso de energía en un 81% cuando ejecutan sus aplicaciones en la nube de AWS en lugar de operar sus propios centros de datos. “Además, estamos totalmente comprometidos en ayudar a nuestros clientes a crecer y desde nuestro lanzamiento en 2006 hemos reducido costes de nuestros servicios en 115 ocasiones”, explica Milán.

Cepsa, que ha elegido a AWS como su proveedor de tecnología en la nube preferente, espera ahorrar en torno al 25% de su gasto en tecnología gracias a migrar sus servidores y operaciones IT a la nube de esta firma.

Carlos Milán aporta otro dato contundente y es que en la infraestructura tradicional obtener un servidor puede llevar del orden de las 10-12 semanas, mientras que en AWS es posible provisionar miles de servidores en minutos o acceder a más de 200 servicios en la nube. “Con la tecnología cloud todo tipo de empresas y organizaciones pueden concentrar valiosos recursos de TI en el desarrollo de aplicaciones que diferencian sus negocios y transforman las experiencias de los clientes, en lugar del costoso trabajo de administrar la infraestructura”, concluye el directivo de Amazon Web Services.

De una forma absolutamente abstracta, la nube pública debería ser más barata, aunque solo fuese por concepto

La nube pública ofrece grandes ventajas en flexibilidad como explica Juanjo García Cabrera, director de la unidad de negocio de Cloud de Microsoft en España. “Si hablamos de entornos híbridos, la mayoría de empresas pueden combinar el uso de IaaS, PaaS o SaaS. Por ejemplo, una empresa puede utilizar los servicios de Azure en modo IaaS para albergar bases de datos, pero también soluciones SaaS para las tareas administrativas o el uso de Microsoft Dynamics 365 Customer Service para la gestión de las relaciones con los clientes”.

Desde su punto de vista, “estamos en una fase más avanzada que la puramente económica en la que los clientes ya han entendido perfectamente las ventajas de cada nube. Desde Microsoft apostamos por las dos modalidades y nos centramos en ofrecer herramientas de gestión como Azure Arc, un puente que amplía nuestra plataforma cloud para ayudar a las organizaciones a proteger, desarrollar y operar su infraestructura, aplicaciones o servicios en las diferentes nubes de forma unificada”.

La visión de Isaac Hernández, Country Manager de Google Cloud España y Portugal, también va más allá del valor puramente crematístico: “la tecnología cloud permite a las compañías impulsar su innovación a través de la democratización de los datos, la modernización de las aplicaciones y la infraestructura, las conexiones entre personas y las transacciones de confianza”. El directivo de Google refuerza sus argumentos ya que “permite eficientar las operaciones de las empresas al eliminar los silos de las transacciones y almacenes de datos para ofrecer nuevas experiencias de usuario, extraer información valiosa, convertir los datos en decisiones en tiempo real y llegar a todas las personas de las organizaciones”.

David Mañas, Head of Cloud Infrastructure & Security Services de T-Systems, introduce un factor salomónico en esta disyuntiva: “para arquitecturas convencionales, con operación clásica en formato IaaS y dependiendo de los tamaños la nube privada puede ser más barata, pero cuanto más cerca estés de entornos de cloud nativo, sin duda la nube pública resulta más barata”. Pero no hay que lanzar las campanas al vuelo, como advierte Mañas, “es necesario estar monitorizando y ajustando los servicios demandados para asegurar que no se nos dispara la factura”.

Santiago Sánchez, Advisory Solution Architect de Dell Technologies, también incide en este aspecto. “De una forma absolutamente abstracta, la nube pública debería ser más barata, aunque solo fuese por concepto. La realidad sin embargo resulta mucho más compleja. Un consejo general es analizar los costes (todos) en relación con cada uno de mis servicios, en ambos escenarios, para poder decidir”. Compañías como Dell Technologies disponen de herramientas que funcionan en tiempo real y que permiten comparar los costes de cada nube privada con el de diferentes nubes públicas, incluyendo las de los hiperescalares. “También podemos ofrecer servicios de consultoría técnica para evitar a nuestros clientes los temidos costes ocultos y por supuesto, el vernos bloqueados por un determinado proveedor”, añade Sánchez.

Para combatir todos estos miedos, Esaú Alonso, Country Manager de Couchbase para España y Portugal, ofrece su receta: “Cuanto más control sobre sus datos tengan los clientes de la nube, incluido dónde se almacenan y cómo se gestionan, más seguros estarán de que son seguros, de que sus servicios están preparados para el futuro y de que tienen los costes bajo control. Saben que no se puede volver a meter al genio de la nube en la lámpara, y las compañías tampoco deberían querer hacerlo. En cambio, tenemos que asegurarnos de que esté a la altura de todas las expectativas”.

La seguridad en la nube, principal preocupación

No son los precios los únicos retos de las empresas al migrar a la nube. Volviendo al estudio de Couchbase, el 52% de las empresas españolas señala la seguridad de los datos como principal preocupación, seguida de la capacidad para satisfacer las futuras necesidades digitales (39%) y evitar la dependencia del proveedor (31%), mientras que el 29% se mostró preocupado por mantener la capacidad de adaptación a la demanda.

La seguridad sigue siendo esa espada de Damocles para todos los negocios y, ¿cuánto puede suponer una brecha de seguridad en la nube? Desde Crowd- Strike comentan que “es complicado dar una cifra genérica porque intervienen muchos factores. No es lo mismo el coste que puede suponer para una empresa cien por cien online (y para la que un fallo de seguridad puede suponer costes directos, costes asociados al personal, costes reputacionales y difícilmente medibles y, finalmente, costes de la respuesta ante el incidente) que una empresa que solo tiene parte de su infraestructura en la nube (por ejemplo, el correo). Esta firma calcula que el impacto de una brecha en cloud puede llegar a ser de hasta del 150% de la facturación de la empresa”.

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Rufino Contreras, Laura del Rio

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