El proceso de Transformación Digital consiste en aplicar las competencias digitales y nuevas tecnologías a procesos, productos o activos de las empresas para mejorar su eficiencia y buscar nuevas oportunidades de expansión y diversificación. La Transformación Digital es más que digitalizar. Requiere de la reorganización y adaptación, de sus métodos de trabajos y estrategias al nuevo ecosistema digital en el que es tan relevante la supervivencia como la flexibilidad, el dinamismo, la innovación o la competitividad.
El miedo al cambio permanece de manera arraigada aún en muchas empresas retardando la adaptación y transformación de las mismas. Si bien la Transformación Digital se encuentra en su etapa de madurez y las compañías son más conscientes de su necesidad y del nuevo paradigma que implica una reforma integral del modelo de negocio. Dicha metamorfosis precisa de cambio de mentalidad cultural y de una transformación organizacional en todo el engranaje empresarial: procesos, productos, servicios, puntos de contacto con el cliente, modelo de negocio, personas, clientes, etc. La tecnología juega un papel clave en todos los departamentos y áreas de la empresa para cumplir con los objetivos, además aporta infinidad de ventajas al automatizar los procesos, romper las barreras espacio-tiempo, mejorar la comunicación, incrementar la eficiencia y minimizar el costo. Su implantación debe ser realizada por profesionales de manera paulatina y personalizada, cada empresa según sus necesidades particulares y ritmo marcado, transformando las organizaciones y las personas que lo forman, incorporando mejoras en los procesos y ahorro de costes.
Las empresas deben enfrentarse a los siguientes retos: Inversión e investigación. Imprescindible que las empresas asuman la necesidad de investigar y modernizar sus estrategias y proyectos.
– Recursos humanos. Es fundamental en este segundo reto, implicar a todo su capital humano, los trabajadores deben estar motivados. Las empresas necesitan plantillas de trabajadores cualificados capaces de resolver con agilidad sus tareas, de ahí que la formación continua sea un pilar básico. Especialistas y profesionales serán los encargados de enseñar el manejo y conocimiento de las nuevas herramientas. Los directivos, a su vez, asumirán un compromiso decidido ante las posibles adversidades y garantizan la continuación y materialización del proceso de transformación digital, si bien los profesionales contratados serán quienes pautarán todo el proceso.
– Comunicación digital y nuevas herramientas de comunicación, adaptado a la empresa. Cada empresa llevará a cabo un proceso de digitalización personalizado, adaptado a sus necesidades, además de una progresiva incorporación de la comunicación digital, el Big Data, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas o las Smart City. Las nuevas herramientas son claves para segmentar y trazar las estrategias de negocio.
– Innovación constante y la competitividad permanente como último reto. Los cambios están a la orden del día, las actualizaciones continuas son un imperativo, la marca debe reconocerse una buena reputación abre puertas, innovación constante adaptada a las nuevas necesidades del cliente y del mercado al desarrollar una visión estratégica de 360º, así como capacidad de resiliencia, competitividad permanente en todos los procesos empresariales.