La ciberseguridad es un tema importante y discutido en la actualidad. Importantes empresas privadas como Apple han esgrimido su bandera por la protección de datos. Y del lado gubernamental, podríamos citar el caso de la Ley de Servicios Digitales de Europa, que podría obligar a empresas como Meta, Google, Amazon, y al mismo Apple, a modificar sus políticas.
Los usuarios no se han quedado atrás. Al ser los principales promotores de la ciberseguridad, han ido adoptando diferentes estrategias para su protección en línea. Entre ellas, el uso cada vez más extendido de las VPN, sumado al antiguo uso de Tor y de los proxys. Estas tres herramientas sirven para “ocultar” nuestras huellas en internet.
Pero ¿cuál es la más conveniente?
Tor, un mecanismo casi infalible de privacidad
Utilizado desde hace años para ingresar a la deep web, y conocido por ser la herramienta de trabajo de muchos hackers. Lo cierto es que Tor permite un alto nivel de privacidad en línea, una navegación casi anónima. Tor trabaja a través de un sistema de “nodos” que encriptan los datos de navegación del usuario una y otra vez, lo que hace casi imposible rastrear el origen.
Desgraciadamente, Tor, a pensar de manejar un nivel de privacidad alto y limpio, tiene algunas desventajas.
- Nada práctico para usuarios que solo desean navegar en internet de forma segura
- Es lento, lo que dificultará el acceso a ciertos tipos de contenido, como streaming o videojuegos
VPN, uno de los mecanismos más versátiles de protección
La VPN (red privada virtual) es uno de los mecanismos de protección más extendidos y comerciales. En términos simples, sirve para ocultar la dirección IP y el tráfico en línea.
La VPN puede llegar a ser tan segura como Tor, con la ventaja de ser mucho más rápida. Utiliza, por un lado, un protocolo de seguridad (los más conocidos y potentes: Wireguard y OpenVPN). Por otro lado, utiliza un sistema de cifrado o encriptación.
Adicionalmente, la VPN oculta el tráfico online a través del cliente VPN y de servidores VPN repartidos en todo el mundo. Esto crea algo conocido como “túnel VPN” por el cual pasa absolutamente todo el tráfico de internet. Al estar cifrado desde el servidor y desde el cliente, ni los sitios web de terceros ni el proveedor de servicios de internet pueden saber lo que hace el usuario. Además, la protección de tráfico se extiende a todo el dispositivo, no solo a la navegación.
Proxy, una manera sencilla de ocultar la dirección IP
El proxy es un mecanismo sencillo para ocultar la ubicación. Se conecta a internet por ti, mientras tú te conectas al Proxy. El proxy puede ayudar a sobrepasar restricciones de contenido en línea. En casos especiales, se ha utilizado para eludir ciertas restricciones gubernamentales, como el caso de Shadowsocks, de código abierto, que se ha utilizado para sobrepasar el gran cortafuegos de China.
Por desgracia, un Proxy, en general, solo podrá ocultar tu ubicación para que superes ciertas restricciones. Por tanto, resulta un mecanismo débil en términos de seguridad. El proxy por sí solo no va a evitar que accedan a tu información, ya que no utiliza protocolos de seguridad ni sistemas de encriptación de datos como sí lo hace una VPN o Tor.
VPN, Tor o Proxy. ¿Cuál escoger?
En general, se recomienda un proxy para actividades muy básicas que requieran un cambio en la ubicación virtual. Pero en términos de ciberseguridad, la protección de un VPN se ha vuelto tan importante como contar con un antivirus. El VPN es versátil, rápido, y también sirve para cambiar la ubicación virtual y romper restricciones de contenido. El sistema Tor es muy bueno en términos de privacidad, pero es excesivamente lento.