Que el sector tecnológico y digital sufre un problema de captación de talento en nuestro país no es una novedad. Y menos aún que las mujeres siguen estando poco presentes en dicho sector. El informe ‘Mujeres en la economía digital en España 2018’, elaborado por la asociación DigitalES, patronal del sector tecnológico, y la consultora Quanticae, y en el que Altran ha participado, desprende que de entre las personas con estudios superiores, las mujeres con estudios tecnológicos representan cada vez una proporción menor y no llegaron al 3% en 2017.
La tendencia indica un preocupante retroceso en la participación de la mujer en uno de los sectores económicos más trasversal y transcendente para la economía, cuyos efectos sobre el empleo o la desigualdad podrían verse agravados si la mitad de la población en su conjunto y más de la mitad de la población universitaria no forman parte de él.
De hecho, las últimas estimaciones de la Comisión Europea indican que en el año 2020 habrá una demanda de 500.000 puestos de trabajo sin cubrir en la Unión Europea en el sector tecnológico.
Ante esta situación, debemos reaccionar y actuar. Tenemos que identificar referentes femeninos y visibilizarlos. En mi caso personal, sí tuve la suerte de tener un referente. Justo en el momento que tenía que decidir sobre mi futuro académico, y aunque las matemáticas habían sido mi primera opción, en aquél entonces la salida profesional era únicamente la docencia. En ese momento, ese referente me mostró las posibles salidas profesionales que tendría la carrera de informática y tomé una de las mejores decisiones de mi vida.
Sí hay referentes femeninos, sólo tenemos que localizarlos. Hace unos meses la Universidad Politécnica de Barcelona en la que estudié, nombró Honoris Causa a Margaret Hamilton, una visionaria en programación informática. Fue la encargada de diseñar parte del software que hacía funcionar el programa Apolo. Minutos antes de alunizar, hubo un fallo en el sistema y gracias al diseño del programa informático se evitó el fracaso de la misión. Margaret Hamilton había permanecido en el anonimato hasta hace relativamente poco y con más de 80 años comenzó a mostrar su aportación, empezó a recibir reconocimientos y a mostrarse como un auténtico referente y, sin duda, una inspiración. En pocos minutos nos mostró que habilidades plenamente femeninas como la empatía, el no esconder tanto las emociones, el dedicarse a allanar las piedras en el camino de un equipo para que éste pueda llegar al objetivo…, tal y como se hace en el curling, forman parte de nuevos estilos de liderazgo altamente efectivos y eficaces.
Debemos estar presentes en los canales que utilizan los jóvenes y sobre los que llevan a cabo sus procesos y decisiones. Si una chica se viste como una influencer de YouTube…, ¿por qué no va a estudiar lo que le digan sus referentes en esos mismos canales? Hoy en día hay muchos medios para estar y la tecnología ofrece esas posibilidades. Buscar referentes individuales que aparezcan en la vida de cada una de esas personas es muy difícil, pero grabar un vídeo y subirlo a una red social es mucho más fácil y tiene mucho más impacto.
Por otro lado, debemos hacer cambios en el modelo educativo. Desde la Fundación Altran hemos creado, junto al Club Excelencia en Gestión, la plataforma Be Talent STEAM, con la que junto a diferentes stakeholders del mundo educativo, social y empresarial queremos desarrollar y despertar vocaciones STEAM. Esta red aporta un alto valor añadido para hacer de España un país más competitivo, de mayor talento y que reduzca las brechas sociales.
Finalmente, las empresas deben impulsar la implantación de prácticas empresariales más inclusivas en el sector. En nuestro caso, mentorizamos a mujeres que comienzan sus estudios tecnológicos tanto en FP, Bachillerato como en la Universidad, acompañados de otras entidades como los departamentos de carreras universitarias dentro de nuestros programas de Employer Branding.
Además, algunas de nuestras directivas participan desde hace dos años en PROMOCIONA, un programa formativo patrocinado por la CEOE y ESADE, con el objetivo de formar a mujeres directivas en el camino a puestos de Dirección General de Compañías.
La suma de todo esto, más la implicación de las organizaciones públicas y privadas llevará a que dentro de unos años (esperemos no sean muchos) la situación haya cambiado completamente.