Desde hace unos años hasta ahora, la banca y otros negocios online son actividades con un gran crecimiento. Con la crisis actual, todo el mundo ha tenido que digitalizarse y entrar de lleno en un terreno, que, para muchos, era inexplorado. Ante este panorama, sectores como la banca se preocupan más que nunca por su seguridad, en un contexto donde la caída de sus servicios, aunque sea solo de unos minutos, puede ser dramático.
A sabiendas de que estas infraestructuras críticas cuentan con sistemas de protección redundantes (generadores, SAIs, sistemas de back-up para los servidores, recursos de ciberseguridad, etc.), este enfoque de seguridad no es suficiente, según Eaton, que recuerda que es necesario ‘’ir a la base’’ para que realmente la seguridad sea 100% efectiva.
En este sentido, se está viendo cómo empieza a proliferar un enfoque de seguridad máximo, o estadio superior de seguridad, en el que el foco está puesto en las líneas de alimentación principales, es decir, el cuadro eléctrico general, para evitar riesgos que pongan en jaque la actividad económica y al personal de seguridad. De esta forma, la seguridad pasa de ser pasiva (esperar un fallo para ponerle remedio) a activa, adelantándose a posibles daños en estos equipos principales.
“En un estudio del pasado 2019 llevado a cabo por la Federación de Gremios de Empresas Instaladoras de Cataluña (FEGiCAT) se vio cómo el 46% de las instalaciones de baja tensión analizadas en viviendas y locales de la comunidad autónoma tenían riesgo de sufrir algún incendio, e incluso ya lo habían sufrido. Teniendo en cuenta el rol que tiene la banca, si la instalación se encuentra en peligro, esto puede suponer pérdidas cuantiosas, tanto para el banco en sí mismo como para las personas y estados. De ahí que se esté pasando de una situación pasiva a una estrategia de defensa de la entrada principal de la energía para evitar cortocircuitos en el cuadro eléctrico, y evitar consecuencias que podrían ser tremendamente dañinas”, explica José Antonio Afonso, responsable del segmento Commercial Building en Eaton Iberia.
Los profesionales del sector están extremadamente preocupados por la ciberseguridad y las posibles amenazas u actividades fraudulentas, pero también hay que tener en cuenta que de nada sirve invertir todos los recursos disponibles en implementar soluciones de este tipo, si no se contemplan todos los escenarios que harían interrumpir el suministro eléctrico en una instalación. Es por ello que, en la actualidad, se han desarrollado todo tipo de tecnologías que confieren a los cuadros eléctricos, tanto a los elementos de protección como al conjunto del sistema, un alto nivel de robustez y de seguridad acordes con las demandas actuales.
En una primera fase, los cuadros eléctricos pueden disponer de varios elementos pasivos que, si bien no anularán el cortocircuito o arco eléctrico, sí que podrán mitigar los efectos, algo imprescindible para las entidades bancarias, donde un corte de luz puede suponer grandes pérdidas. También es importante monitorizar y alertar con sensores al personal técnico para que éste evalúe y actúe antes de que se produzcan daños irreparables, tanto físicos como económicos y humanos. Por último, destacar que la inclusión de sistemas capaces de detectar la chispa del cortocircuito o arco eléctrico es fundamental para mitigar el problema en una fase muy temprana.
En este contexto, para el responsable de Eaton “la mayor defensa que se puede tener es un cuadro eléctrico preparado para mitigar, alertar o incluso llegar a extinguir un arco eléctrico haciendo que la fuente principal nunca se interrumpa, consiguiendo así, una instalación realmente robusta y estable”.