Según afirma Spain DC, se espera que la inversión directa en nuevas instalaciones de centros de datos en España llegue a los 8.000 millones de euros en 2026. Madrid, Zaragoza o Barcelona son algunas de las regiones que están atrayendo importantes inversiones de las grandes tecnológicas como Amazon o Microsoft. Por ello, España se ha posicionado como un territorio clave en la inversión de estas instalaciones, convirtiéndose así en el hub digital del sur de Europa.
Ante este crecimiento, Eaton destaca los motivos por los que España recibe una gran inversión en centros de datos y los desafíos a los que todavía se enfrenta el sector en materia de sostenibilidad, un asunto muy cuestionado frente al auge de dichas instalaciones.
“La transición digital y la migración al cloud han transformado los centros de datos de tal manera que han dejado de ser una infraestructura esencial para convertirse en el eje de crecimiento económico y evolución tecnológica para las compañías de todo el mundo” afirma José Antonio Afonso, Segment Manager de Eaton Iberia. “Nuestro país, gracias a su situación geográfica y la aceleración de los cables submarinos que nos conectan con el resto del mundo, se presenta como una localización idónea para atraer la inversión en centros de datos”.
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¿Qué tiene España que no tenga otro país?
El territorio español, concretamente, ofrece unos niveles de recepción solar muy altos. Recibe muchas más horas y una mayor intensidad de luz solar por su posición geográfica al sur del continente, con un clima más soleado y cálido en comparación con otras regiones, especialmente las del norte de Europa.
Al disponer de una mayor disponibilidad de luz solar, es más fácil y rentable recurrir a fuentes de energía solar para alimentar los centros de datos, convirtiéndose en una alternativa más barata que permite reducir la dependencia de fuentes de energía más costosas o contaminantes. Teniendo en cuenta que los centros de datos son instalaciones que consumen grandes cantidades de energía, la disponibilidad de energía renovable a un coste bajo se convierte en un factor clave.
La combinación de recursos solares y eólicos convierte a España en un hub energético de primer nivel y se posiciona como un destino atractivo para las inversiones a largo plazo. Además, la energía renovable reduce la huella de carbono de estas operaciones, lo que se alinea con los objetivos de sostenibilidad que ya están incorporando muchas empresas tecnológicas.
El gran desafío de los centros de datos: la sostenibilidad
Las empresas de TI están empezando a tomar conciencia sobre la utilización de las energías renovables en sus infraestructuras. Aunque actualmente la mitad de los centros de datos presentes en España ya usan fuentes renovables, todavía queda un largo camino por recorrer para que su implementación sea total en todo el territorio.
El rápido crecimiento de los centros de datos y su necesidad de estar constantemente conectados trae consigo importantes desafíos medioambientales. Según afirma la Asociación Española de Data Center, los centros de datos ya consumen el 3% de la electricidad mundial. Y, con la incorporación de tecnologías modernas como la inteligencia artificial, su gasto energético aumentará considerablemente. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía estima que para 2026 la industria de la IA consumirá al menos diez veces más electricidad que en 2023.
Para hacer frente a este desafío, hay algunas soluciones que pueden ayudar a mejorar la eficiencia energética de estas infraestructuras. Los sistemas de refrigeración o enfriamiento avanzados son un claro ejemplo. El enfriamiento consume mucha energía en los centros de datos, y las tecnologías como la refrigeración líquida (donde se usa agua en lugar de aire) y el enfriamiento adiabático (basado en la evaporación de agua) ayudan a mejorar la eficiencia. La incorporación de los SAI (sistemas de alimentación ininterrumpida) evitan la pérdida de energía en caso de un corte de suministro eléctrico. A su vez, los softwares que incluyen inteligencia artificial permiten optimizar el uso de energía en tiempo real, adaptando el consumo en función de la demanda y apagando o ralentizando sistemas cuando no son necesarios.