Los centros de datos se verán sometidos a una mayor regulación y supervisión por parte de terceros en 2023, ya que el mundo sigue lidiando con el creciente consumo de energía y agua del sector en el marco del cambio climático. El mayor hincapié en el impacto general del centro de datos en el medio ambiente y la población es una de las cinco tendencias del sector para 2023 identificadas por los expertos en centros de datos mundiales de Vertiv.
Los avances en el diseño y la fabricación de chips que limitaron el consumo de energía de los servidores durante la primera década y media de los 2000 han alcanzado sus límites en los últimos años; tras ello, hemos asistido a un repunte de la cantidad de energía que utilizan los servidores. En un informe reciente, Silicon heatwave: the looming change in data center climates, el Uptime Institute citaba datos de la Standard Performance Evaluation Corporation (SPEC) que mostraban que el consumo de energía de los servidores había aumentado un 266% desde 2017. Este drástico aumento se encuentra entre los diversos aspectos técnicos y de mercado que impulsan el enfoque en la conciencia ambiental y la sostenibilidad en varias de las tendencias de 2023 identificadas por los expertos de Vertiv. Esas tendencias son:
Los centros de datos se enfrentan a una normativa cada vez más estricta
Las crecientes presiones para satisfacer la demanda de energía y agua por parte de los consumidores están obligando a los gobiernos a todos los niveles a examinar con más detenimiento los centros de datos y su excesivo consumo de estos recursos. Se estima que los centros de datos son responsables de hasta el 3% del consumo mundial de electricidad y se prevé que alcancen el 4% en 2030. La instalación media de hiperescala consume 20-50MW al año; teóricamente suficiente electricidad para abastecer hasta 37.000 hogares. Los expertos de Vertiv esperan que esto genere una mayor vigilancia de las autoridades en 2023.
Ya está ocurriendo en algunos lugares. Dublín (Irlanda) y Singapur han tomado medidas para controlar el uso de la energía en los centros de datos, y es probable que el consumo de agua de los mismos, especialmente en las zonas propensas a la sequía, provoque una vigilancia similar. Según el Departamento de Energía de EE. UU., la eficiencia del uso del agua (WUE) de un centro de datos medio que utiliza sistemas de refrigeración por evaporación es de 1,8L por kWh. Ese tipo de centro de datos puede consumir de 11 a 18 millones de litros de agua al día, similar a la capacidad utilizada por una ciudad de 30.000-50.000 habitantes. El sector seguirá tomando medidas de autocontrol y moderación —como una creciente preferencia por los diseños térmicos respetuosos con el medio ambiente—, pero en 2023 se producirá un aumento de la supervisión normativa.
Los centros de datos de hiperescala y otros apuestan por la estandarización
Según una reciente encuesta de Omdia, el 99% de los operadores de centros de datos empresariales afirman que los diseños de centros de datos prefabricados y modulares formarán parte de su futura estrategia de centros de datos. Eso es más que una tendencia; es la nueva normalidad. En 2023, los expertos de Vertiv prevén un cambio continuo en la misma dirección entre los proveedores de hiperescala, ya que buscan la velocidad y la eficiencia que ofrece la estandarización.
Este es un concepto nuevo para los principales proveedores de cloud del mundo, y están recurriendo a los proveedores de colocation —que llevan años estandarizando— para conseguirlo. En concreto, esos proveedores de cloud están subcontratando sus nuevas construcciones a proveedores de colocation para servirse de su experiencia en el mercado, su replicabilidad probada y su velocidad de despliegue. En poco tiempo, la estandarización —que va desde los componentes modulares, como los módulos de alimentación y refrigeración, hasta las instalaciones prefabricadas completas— se convertirá en el enfoque por defecto no solo para la empresa, sino también para la hiperescala y el Edge.
Los generadores diésel se enfrentan a una competencia real
El generador diésel ha sido durante mucho tiempo una pieza imperfecta pero ineludible del ecosistema de los centros de datos. Representa la energía almacenada que, en gran medida, no se utiliza y que requiere mantenimiento o sustitución de combustible tras periodos de inactividad. Luego, cuando entran en servicio, los generadores producen emisiones de carbono que los operadores intentan evitar desesperadamente. Algunas organizaciones ya confían en las baterías para soportar cargas más largas —hasta cinco minutos en algunos casos— e incluso diseñan sus centros de datos con una capacidad mínima en los generadores.
Se trata de medidas transitorias para minimizar el papel del generador mientras el sector busca otras opciones —incluidas las nuevas tecnologías de baterías— para ampliar la energía de reserva. En 2023, los expertos de Vertiv anticipan que surgirá una alternativa preferente, concretamente las pilas de combustible de hidrógeno. Estas pilas de combustible funcionarán al principio como un generador, proporcionando apoyo momentáneo a la carga, y con el tiempo son prometedoras para un funcionamiento sostenido o incluso continuo.
Las mayores densidades alteran las estrategias de refrigeración
Tras años de densidades de rack relativamente estáticas, los operadores de centros de datos solicitan cada vez más armarios de mayor densidad. Según la Encuesta Global de Centros de Datos 2022 del Uptime Institute, más de un tercio de los operadores de centros de datos afirman que la densidad de sus racks ha aumentado rápidamente en los últimos tres años. Esto es especialmente aplicable a los centros de datos de grandes empresas y de hiperescala, donde casi la mitad de los que operan instalaciones de 10 MW en adelante informaron de armarios de más de 20 kW y el 20% declararon racks de más de 40 kW.
Esto coincide con la madurez de las tecnologías de refrigeración líquida de servidores y la creciente aceptación y adopción de dichas tecnologías. Los mencionados aumentos en el consumo de energía de los servidores se producen a medida que aumenta la necesidad de añadir capacidad rápidamente, lo que supone un reto para los operadores desde todos los puntos de vista. Esto no les deja más remedio que explorar los límites de las instalaciones existentes añadiendo computación en espacios reducidos, aumentando la densidad de los racks y creando perfiles térmicos que requieren refrigeración líquida. Aunque la refrigeración líquida no es una tecnología nueva, la primera oleada de implantaciones exitosas, eficientes y sin problemas en entornos de alta densidad ha proporcionado una prueba de concepto que impulsará su adopción en el próximo año. La incorporación de la refrigeración directa al chip a los nuevos estándares OCP y Open19 no hará sino acelerar esta tendencia.
El 5G y el metaverso se unen en el edge
Omdia, en su Previsión de ingresos y suscripciones móviles para 2022 proyecta que casi la mitad de todas las suscripciones móviles —más de 5.800 millones— serán 5G en 2027, lo que acercará cada vez más la informática al usuario. El metaverso es una aplicación en busca de una red informática ultradensa y de baja latencia. En 2023, veremos cómo estas dos actividades se cruzan, con implantaciones del metaverso que se sirven de las redes 5G para permitir las características de latencia ultrabaja que exige la aplicación. En última instancia, esto requerirá una computación de mayor potencia en esas ubicaciones periféricas con 5G, y esto no tardará en suceder, con las primeras incursiones en 2023, seguidas de despliegues más generalizados en los años siguientes. A medida que el extremo de la red se vuelve más sofisticado, también lo hará la infraestructura necesaria para respaldarlo. Esto incluirá tecnologías como la inteligencia artificial y los sistemas de planificación y gestión de realidad virtual, así como una mayor adopción de los SAI de ión-litio en el extremo de la red, una tendencia en curso que registró un aumento de la cuota del 2% de las ventas en agosto de 2021 al 8% en agosto de 2022, según IDC.