El desabastecimiento de chips es un problema para diferentes industrias que impacta de lleno al tejido productivo a nivel mundial. En un contexto actual, marcado por la pandemia del coronavirus con varios factores como el auge del teletrabajo, la llegada inminente del 5G o el desarrollo del coche autónomo, los problemas de suministro de chips han supuesto miles de millones de pérdidas en todo el mundo. Unos semiconductores principalmente destinados a sectores como infraestructuras de tecnologías de información, teléfonos móviles, PC y tabletas, industria, consumo o automoción, cuya demanda hoy en día supera con creces a la oferta disponible.
Para comprender la complejidad de la producción basta con entender que un cambio en el proceso de fabricación de un microchip puede demorarse hasta tres meses, y el tiempo de montaje de una fábrica puede llevar varios años
Los tediosos y largos procesos de producción de los chips y la concentración de la producción en una determinada zona geográfica del mundo, sumado a otros agentes externos como la pandemia de la Covid19 o las sequías hacen que se genere el cocktail perfecto para que falten estos semiconductores. Y es que para comprender la complejidad de la producción basta con entender que un cambio en el proceso de fabricación de un microchip puede demorarse hasta tres meses, y el tiempo de montaje de una fábrica puede llevar varios años.
Otro de los desencadenantes de la falta de abastecimiento es la concentración de la producción en el continente asiático. Los países avanzados, entre los que se encuentran miembros de la Unión Europea o Estados Unidos, han dejado de un lado la producción de este tipo de materiales para centrarse únicamente en el diseño. Es decir, que la fabricación se enmarca en una determinada parte del mundo con países como Corea del Sur y Taiwán a la cabeza, con 20% y 21% de la cuota de producción de chips en el mundo, seguido por Japón (17%) y China (16%), y de forma residual EEUU (12%) o Europa (8%).
Ante esta perspectiva cabe preguntarse cuándo se pondrá fin a la escasez y qué alternativas existen para empresas y consumidores. El mercado chino toma posiciones frente a esta problemática adelantándose a la situación con la puesta en marcha del engranaje productivo local que se espera que entren en producción a finales de 2022. Por su parte, otras potencias mundiales como Estados Unidos también se están movilizando para hacer frente a esta situación y abastecer a sectores de diferentes tamaños. Europa, por su parte, avanza de forma más lenta en este camino. Las intenciones son buenas pero, a corto plazo, parecen insuficientes para atajar el problema. La UE pretende pasar del 8% al 20% de cuota global de producción de chips en 2030.
Europa, por su parte, avanza de forma más lenta en este camino. Las intenciones son buenas pero, a corto plazo, parecen insuficientes para atajar el problema
Mientras los países se movilizan, cabe preguntarse qué opciones existen para empresas y usuarios. En cuanto a las alternativas y soluciones para esta afrontar esta problemática, el cloud se postula como uno de los grandes vencedores. Y es que las compañías han empezado a anunciar incrementos de precios entre el 20% y el 30% en el último trimestre de este año motivados por el desabastecimiento de chips, si antes de esta problemática el cloud era una opción más que viable para las compañías ahora se convierte en una alternativa perfecta para trabajar en la nube de forma eficiente sin interrupciones.
A nivel organizacional los datos son unos de los activos más importantes, por tanto, se hace imprescindible implementar mecanismos que garanticen su seguridad, integridad y su restauración en caso de pérdida o vulneración. Por ello, contar con un sistema de respaldo de la información es esencial para garantizar la continuidad del negocio ante situaciones críticas como robos, fallos de hardware o software, ciberataques, etc.
En resumen, el cloud es la solución a corto plazo más rentable y de la que se estima una fuerte demanda acuciada por el desabastecimiento de la industria de semiconductores.