La infraestructura nativa cloud es un enfoque de desarrollo de software que promueve el uso de tecnologías y principios de computación en la nube como microservicios, API-first y DevOps, así como capacidades relacionadas como la orquestación de contenedores (por ejemplo, Kubernetes), malla de servicios (por ejemplo, Istio) e infraestructura inmutable. El negocio digital está cada vez más impulsado por soluciones de software moderno y una utilización extensiva de tecnologías nativas cloud de código abierto; pero es necesario recordar que la infraestructura tradicional no fue diseñada para satisfacer las demandas actuales del negocio digital.
En Equinix somos testigos de que la infraestructura nativa cloud permite a las empresas crear, ejecutar y orquestar rápidamente aplicaciones escalables que pueden distribuirse e implementarse a nivel mundial, generalmente aprovechando una arquitectura multicloud híbrida. A través de software, todas estas implementaciones requieren necesidades cada vez más estrictas en términos de latencia, disponibilidad, rendimiento y agilidad, y dependen en gran medida de una infraestructura que ofrezca capacidades de autoaprovisionamiento, autoescalado y self-healing (recuperación automática).
Los desarrolladores de aplicaciones pueden implementar y gestionar la infraestructura distribuida a la velocidad del software y así poder concentrarse en lo importante
IDC predice que “para finales de 2021, según las experiencias recogidas, el 80% de las empresas implementarán un mecanismo para cambiar a una infraestructura y aplicaciones centradas en la nube dos veces más rápido que antes de la pandemia”. Hoy en día, la infraestructura digital es vital: los procesos de transformación digital que necesitarían años para desarrollarse se han desplegado en pocos meses de manera muy intensa, y la tendencia es hacia una aceleración cada vez mayor. Todo esto representa un cambio fundamental en la forma en que se diseñó la infraestructura tradicional.
Con la infraestructura digital moderna (data centers, red y hardware) los desarrolladores de aplicaciones pueden implementar y gestionar la infraestructura distribuida a la velocidad del software y así poder concentrarse en lo importante: innovar y crear las mejores aplicaciones posibles. Para ello, es necesario disponer de capacidad de observación y de análisis en tiempo real a fin de controlar el estado de la infraestructura y el desarrollo de interfaces programáticas para que, a través de ellas, pueda ser definido el estado deseado de cualquier componente o combinación de componentes, end-to-end, desde el edge hasta el multicloud.
La perspectiva que tenemos de la infraestructura definida por software es que todo lo que pueda automatizarse debe automatizarse mediante software. La capacidad de virtualizar y/o contener y abstraer las cargas de trabajo de los dispositivos físicos subyacentes ha dado lugar a un cambio de paradigma —como la infraestructura como código y la infraestructura inmutable— que permite un despliegue rápido de recursos de infraestructura y plazos de implementación más rápidos, especialmente en un entorno híbrido multicloud. Gracias a servicios como Equinix Fabric las compañías pueden conectarse de forma privada, directa, segura y ultrarrápida a los principales proveedores cloud dentro de la infraestructura digital del mundo.
Administrar e implementar la infraestructura distribuida, en este contexto, se traduce en construir un sistema distribuido y adaptativo de circuito cerrado. Para lograrlo eficazmente a escala es necesario implementarlo mediante software y el uso de tecnologías abiertas. El contexto actual está trayendo una proliferación y una adopción cada vez más acelerada de tecnologías nativas cloud en prácticamente todas las capas del stack de la infraestructura, así como la orquestación de la infraestructura digital desde edge hasta entornos multicloud.
