El mercado español se está empezando a recuperar tras unos años de incertidumbre, pero el perfil de reactivación de la inversión en Tecnologías de la Información y Comunicaciones refleja un contexto de cautela y control del gasto. De acuerdo con las estimaciones de IDC, el mercado TIC en España va a experimentar un crecimiento negativo en 2016, situándose en torno al -1,5%. Esta previsión responde a que las inversiones en el sector se están produciendo principalmente en tecnologías en modo servicio, como los modelos cloud y las soluciones escalables. Se trata, por tanto, de una inversión que busca más la optimización de los recursos que la inversión a gran escala, como respuesta a un contexto económico en el que prima la agilidad para responder a las necesidades de los clientes.
Si se compara esta situación con la del resto de Europa, se aprecia que la de España no dista mucho del resto de países del entorno. Italia, Francia, Portugal o Dinamarca también van a experimentar una disminución de su mercado TIC. El país europeo que mayor tasa de crecimiento va a tener es Suecia, pero escasamente supera el 1%. En este contexto, IDC ha observado una serie de tendencias que marcarán la inversión TIC en 2016 en España, las cuales se recogen a continuación:
– La transformación digital. Las organizaciones españolas son cada vez más conscientes de la necesidad de llevar a cabo un proceso de transformación hacia el mundo digital, aunque no todas tienen claro las implicaciones. La mayoría de las empresas está empezando a desarrollar iniciativas digitales cuyo objetivo es la mejora de procesos puntuales o de la relación con el cliente, con el objetivo de mejorar tanto su productividad como la experiencia de los usuarios. Sin embargo, en opinión de IDC la transformación digital supone un cambio mucho mayor, que en muchas empresas culminará en una transformación radical del modelo de negocio. De acuerdo con un estudio de IDC, un 65% de los jóvenes en edad escolar, a nivel mundial, acabará desarrollando un trabajo que todavía no existe. Muchas organizaciones verán cómo su nicho de mercado desaparece o se transforma.
– Cloud empieza a ganar escala. Durante los últimos años, son muchas las empresas españolas que han empezado a implementar soluciones en la nube a nivel empresarial, pero a pequeña escala, es decir, para usos puntuales o de alcance limitado. Es ahora cuando las organizaciones, una vez que han experimentado los beneficios de este modelo tecnológico y han gestionado el riesgo, están empezando a desarrollar iniciativas de más largo alcance, y cuando empiezan a surgir una serie de retos relacionados con la integración de las nuevas tecnologías, tanto cloud pública como privada en sus diferentes modalidades, y los sistemas legacy. Es por ello que, en opinión de IDC, en 2016 se va a producir el avance de los modelos de cloud híbrida.
– El despegue de Internet de las cosas. IDC estima que el mercado español de IoT aumentará de 8.000 millones de euros en 2014 a 24.000 millones en 2020, lo cual supone una tasa de crecimiento anual compuesto del 28%, situando a España en el quinto lugar del ranking de países europeos en crecimiento de Internet de las Cosas. Aunque la implementación de este tipo de soluciones todavía es pequeña, los planes de futuro son positivos, sobre todo en el sector público a través de las iniciativas de smart cities, que se verán impulsadas por las ayudas del Plan Nacional de Ciudades Inteligentes de la Agenda Digital para España, dotado con un presupuesto de 188 millones de euros.
– Big Data llega al usuario no experto en tecnología. Hasta ahora, Big Data estaba asociado a proyectos de gran tamaño y solo parecía accesible para aquellos usuarios expertos en tecnología. Sin embargo, en los últimos meses han ido apareciendo cada vez más herramientas de visualización sencillas e intuitivas, que permiten el acceso a la información a un mayor número de usuarios procedentes de las líneas de negocio, de tal forma que puedan integrar estos datos en sus procesos de toma de decisiones. Además, muchas de las nuevas aplicaciones que están saliendo al mercado llevan integradas capacidades analíticas.
– Aumento de la seguridad inteligente. Las organizaciones van a seguir manteniendo medidas de seguridad perimetral, y los enfoques tradicionales de protección. Sin embargo, esta seguridad perimetral se va a ver complementada con herramientas de analítica, que permitan detectar una amenaza en tiempo real e incluso llevar a cabo una respuesta automática que minimice los daños. Asimismo, las organizaciones van a prestar una mayor atención al usuario interno, educándolo en buenas prácticas, pero también monitorizando y controlando cómo accede y utiliza la información interna.
– Incipiente puesta en marcha de la transformación del puesto de trabajo. A raíz de la transformación digital, las empresas van a tener que adaptar su entorno de trabajo al mundo digital que se está configurando, aumentando la disponibilidad de información y tecnología para el empleado. Esto repercutirá en la evolución de la definición del puesto de trabajo hacia un mayor uso del conocimiento, lo cual implica más responsabilidad y un mayor nivel de toma de decisiones en los usuarios. A ello hay que sumar la irrupción de los ‘millennials’ en el ámbito laboral, habituados a utilizar herramientas digitales y a trabajar de manera distinta a la tradicional. Sin embargo, esta transformación se está produciendo a diferentes velocidades. En la mayor parte de las organizaciones estas iniciativas van a tener un alcance limitado a estrategias de Bring-Your-Own-Device, de movilidad o de virtualización del puesto, pero sin llegar a una redefinición del mismo.