España, con una cifra que alcanza los 600.000 millones de euros, es el cuarto país de la Unión Europea con mayor volumen de facturación en el sector industrial por detrás de países como Alemania, Francia e Italia. En concreto, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística, la industria representa el 15,3% del PIB y emplea a dos millones de personas. Estas cifras ponen de manifiesto la importancia que tiene este sector en la economía española, donde se mantiene como una de las áreas con más peso.
Sin embargo, pese a la consolidación del sector industrial dentro del tejido económico nacional, cabe señalar que se trata de una industria que se encuentra inmersa en un proceso de digitalización enfocado en aumentar la productividad y minimizar el impacto medioambiental causado. A grandes rasgos, la industria se encuentra en un proceso de adaptación a un escenario totalmente marcado por la transformación digital y la importancia de la sostenibilidad, un proceso que ha dado lugar al término ‘industria 4.0’.
La Industria 4.0 hace referencia a la cuarta revolución industrial, caracterizada por la digitalización y automatización de los procesos. Implica la integración de nuevas tecnologías, que incluyen Internet de las cosas (IoT), computación y análisis en la nube, aprendizaje automático y robótica autónoma en sus instalaciones de producción y en todas sus operaciones. En este sentido, cabe señalar que, a diferencia de lo que se pueda pensar, según el estudio reciente realizado por la consultora PwC “Claves e inversiones estratégicas para una España 5.0”, este nuevo modelo industrial, lejos de eliminar puestos de trabajo necesitará incorporar 220.000 nuevos trabajadores tecnológicos antes de 2030.
A juicio de los expertos, la reconversión del tejido industrial del país es clave para hacer sólido un sector menos volátil y dependiente del turismo y que garantice los servicios y el abastecimiento básico en tiempos cambiantes. Para ello, es necesario tener la capacidad de desarrollar nuevos métodos y técnicas que nos permitan dejar atrás el modelo anterior. Fran Bellas, supervisor de formación en Inteligencia Artificial en la escuela de formación Mint, destaca la importancia de esta reconversión, puntualizando que “el tejido industrial es el soporte básico de la economía, ya que las fluctuaciones económicas de las zonas más desarrolladas industrialmente son menores que las de las zonas de servicios. Los principales ámbitos industriales del futuro son los relacionados con las nuevas tecnologías como: Internet de las Cosas, robótica, computación en la nube, automatización avanzada, visión por computador, aprendizaje automático, gestión de datos, y otros”.
La especialización, clave en la consolidación del sector
El upskilling profesional se presenta como el horizonte a seguir si queremos lograr operar con éxito en esta nueva etapa industrial. Esta especialización y digitalización de la fuerza laboral podría producir un aumento de riqueza equivalente al 6,7% del PIB en 2030. Lejos de lo que podemos imaginar, la digitalización no sustituye a las personas, sino que la libra de aquellos trabajos más mecánicos y permite la realización de tareas más específicas. Para ello es necesario un personal altamente cualificado en nuevos perfiles que se demandan.
El conocimiento de la Industria 4.0 en la que actualmente nos encontramos, es imprescindible en la aplicación de técnicas de la Inteligencia Artificial: robótica autónoma móvil y de manipulación, internet de las cosas, aprendizaje automático y visión por computador. Unas áreas de campo que dan proyección de futuro para el desarrollo de un nuevo entorno digital. Fran Bellas asegura que es necesario incorporar profesionales “que puedan llevar a cabo procesos de digitalización y automatización de los procesos, al conocer los fundamentos de las principales herramientas que se utilizan en el sector”. Precisamente estos campos se abordan en el Máster en Industria 4.0 de la escuela de formación MINT, en el que de forma práctica se aprenderá haciendo para adquirir las habilidades que se requieren para trabajar en empresas volcadas en la digitalización y la automatización industrial.
En la misma línea, es igual de importante automatizar procesos de forma que se agilicen los tiempos de producción y sea más sencillo y preciso el diseño y producción de distintos modelos. Una industria con una producción ágil es una industria más productiva y que genera más beneficios. En la escuela de formación MINT son conscientes de la importancia de especializarse en este campo en concreto, en especial en la naturaleza de los materiales empleados en la impresión 3D, sus características, ventajas e inconvenientes; las técnicas de diseño y modelado CAD de sólidos -específicamente para la impresión 3D- y el uso profesional de diferentes herramientas CAM para generación de estrategias de impresión 3D rápidas y de calidad, entre otros aspectos, temas que se abordan en su Máster en Tecnologías Aditivas: Modelado e Impresión 3D.