Artículo escrito por Javier Jarilla, director general de KIO Networks España
Actualmente en España, las empresas que disponen de centro de datos propio, se encuentran en la disyuntiva de decidir si invertir en la actualización de los mismos, o bien, dar el salto a la contratación de data centers de terceros (o externalizados, como se les ha venido a denominar).
Según datos de la industria, se estima que a nivel mundial el 70% de las empresas están invirtiendo en proyectos de transformación digital o servicios de centros de datos externos. En España esta tendencia ha sido más lenta, pues únicamente el 30% de las entidades, como máximo, han apostado por esta opción.
Pero, ¿qué es lo que lo que ha definido su adopción? La respuesta es sin duda, el tamaño de las empresas. Más allá del sector económico o industria en que las empresas estén localizadas, el tamaño que tienen es lo que ha regido la adopción de los centros de datos externos, pues existe la errónea creencia de que quienes pueden optimizar su operación a través de este servicio, deben ser entidades lo suficientemente robustas que cuenten con capacidades necesarias como disponer de un gran presupuesto para invertir, ser una empresa de gran tamaño, contar con un área especializada de tecnología o bien, el simple hecho de formar parte de la industria TI.
Sin embargo, el constante crecimiento y avance del sector tecnológico y logístico, ha demostrado que el almacenamiento de datos y la optimización de operaciones no es una necesidad exclusiva de grandes empresas, al contrario, para poder contribuir al desarrollo industrial y comercial (sobre todo de las pymes) es necesario sumarse a esta tendencia. De acuerdo al Directorio Central de Empresas (DIRCE), elaborado por el INE, en España, para el 2015, se tenían registradas 3.114.361 empresas, de las cuales 3.110.522 son pequeñas y medianas empresas, es decir, el 99,88% del total. Se trata, por tanto de un amplio mercado potencial que puede aprovechar los beneficios de la utilización de centros de datos de terceros.
Un ejemplo de las grandes ventajas de los data centers externos y de la valiosa aportación que los mismos realizan a las empresas con mayor peso a nivel de PIB (Producto Interior Bruto) en la economía española, lo encontramos en las grandes empresas del sector turístico, que en su operación cotidiana manejan un sinfín de información y realizan operaciones desde diversos puntos del planeta, así como en las empresas circunscritas al sector bancario, en el que la gestión, almacenamiento y seguridad de ingentes cantidades de información representan valores cruciales en su actividad.
Lo anterior pone de manifiesto que, si bien la tendencia de inversión en proyectos de transformación digital o servicios de centros de datos externos ya ha sido acogida de forma amplia por las grandes compañías, el siguiente reto al que debe hacer frente el sector empresarial español es lograr que los centros de datos de terceros sean aceptados al 100% por las pymes, con el convencimiento de que el proceso no reviste grandes complicaciones, ni elevadas inversiones, dando a sus usuarios la plena certeza de que su información estará segura y respaldada independientemente del tamaño de la firma o sector.
Los servicios del CPD externo evolucionan
Desde el punto de vista de KIO Networks, la evolución experimentada por los centros de datos de terceros es el mismo que la industria percibe. El mercado poco a poco ha ido integrando en su día a día la transformación digital a través de distintos servicios que ofrecen a las empresas un valor añadido como: espacio, almacenamiento, flexibilidad, operatividad, respaldo y ahorro, entre otros, y todo ello se consigue gracias a la contratación de los servicios prestados por los centros de datos externos.
Necesidades específicas que han cobrado auge durante los últimos años, como la utilización de soluciones determinadas basadas en la nube, son respaldadas por un equipo de especialistas en el tema. Pero ello supone un proceso evolutivo que tiene como imprescindible punto de partida, la utilización de una infraestructura como servicio (IaaS por sus siglas en inglés); seguido de la plataforma como servicios (PaaS por sus siglas en inglés), que incluye administración de bases de datos o sistemas operativos, hasta llegar finalmente a la capa de aplicaciones con el software como servicio (SaaS).
Uno de los factores principales por el que los tomadores de decisiones en las empresas continúan con la incertidumbre de apostar por los servicios de centros de datos externos es su hipotético “elevado coste”, algo que difiere totalmente de la realidad, puesto que este tipo de solución representa una reducida inversión que a muy corto plazo da lugar a un importante ahorro real y efectivo, tanto en recursos económicos, como en tiempos de implementación de decisiones en el ámbito de TI.
Las compañías enfocadas a servicios de centros de datos externos tenemos que dar difusión a cerca de los beneficios e impacto positivo en la actividad económica empresarial, y de manera paralela, debemos impulsar la evolución de la transformación digital para continuar ofreciendo una oferta de alto valor añadido que repercuta directamente en la productividad del negocio y en la economía de los países.