Estamos en un punto de inflexión. Debido a la pandemia, en 2020 vimos cómo la digitalización vivía una aceleración sin precedentes. Más allá de que el volumen de datos se haya disparado – el IXP DE-CIX Frankfurt reportó que el tráfico de red alcanzaba de forma regular picos de más de 9,1 Tbps de datos, equivalentes a transmitir simultáneamente dos millones de vídeos HD –, son muchas las compañías que han acelerado sus estrategias de transformación digital. La Covid-19 ha mostrado la necesidad de poder operar de forma remota, de poder simular escenarios para adaptarse a un entorno altamente cambiante, hay mayor presión en la P&L… lo que nos obliga a ser más eficientes.
En el centro de esta transformación digital está el dato. Hablar de transformación digital es hablar de transformar todo el entorno empresarial en datos que sean susceptibles de ser analizados y explotados. El dato está cambiando y cambiará todavía más sociedades, empresas y personas. De ahí que la “gestión del dato” esté cada vez más presente en la estrategia de la compañía.
Los que me leéis sabéis bien que el gran peligro del dato es que esté enjaulado. El dato por si solo aporta poco valor. Es necesario que nuestros sistemas de gestión permitan que el dato fluya, sin dispersión ni pérdidas, sin duplicados, sin errores; que podamos acceder a él en tiempo real y que se muestre contextualizado, es decir, que podamos saber en qué condiciones ha sido generado. Las aplicaciones cerradas o las soluciones verticales para dar respuesta a necesidades puntuales ralentizan la estrategia… De ahí que sea crítico que desde los departamentos de IT se abogue por la implementación de arquitecturas abiertas, que den respuesta a las necesidades de integración de los datos con los sistemas con los que deben interrelacionarse; que puedan funcionar on premise o en el cloud y en los que los protocolos de ciberseguridad empiecen ya en el propio dispositivo conectado.
Si miramos nuestro sector en los últimos meses hemos visto cómo se aceleraban algunos de los temas que ya preveíamos: la proliferación de entornos de computación en el edge, mayor presión en el entorno IT y la creciente necesidad de poder monitorizar de forma remota. Resiliencia, flexibilidad, eficiencia, ciberseguridad y la necesidad de acelerar la sostenibilidad del entorno IT –y por ende de los centros de datos- van a ser variables absolutamente críticas en nuestro sector.
Los centros de datos tienen entre manos una oportunidad inmensa de crecimiento, en parte gracias al previsible incremento de las soluciones As-a-Service. Según la consultora Arizton, el sector de los centros de datos llegará a los 174.000 millones de dólares en 2023. Los que quieran ser competitivos deberán pasar por la máxima adaptación a la demanda, la gestión de la incertidumbre, y también por la propia gestión y explotación del dato para identificar patrones críticos, tomar decisiones informadas y, en definitiva, fortificando la continuidad del servicio.
Una preocupación creciente de los clientes debido al incremento en conectividad y en ciberataques basados en la nube es la ciberseguridad. Sin embargo, los sistemas que permiten garantizar su protección ya están en el mercado. De hecho, estos marcos de ciberseguridad evolucionarán para permitir la migración a un entorno de seguridad más holístico y que tendrán en cuenta tanto las nuevas tecnologías como las heredadas.
Por último, los centros de datos también deberán ser sostenibles. Hasta ahora se han centrado en las eficiencias operacionales, pero se pueden lograr más en las emisiones de la cadena de valor. Debido a la urgencia climática, 25 empresas y 17 asociaciones del sector de los proveedores de servicio en la nube -Amazon o Google entre otras- han firmado este año un pacto europeo para acelerar el proceso, con el objetivo de que los centros de datos sean climáticamente neutros para 2030.
El rol que nos toca jugar en la transformación digital es absolutamente crítico. Pero tal como lo veo, el campo de maniobra es amplio y las oportunidades son muchas. Por cómo seamos capaces de extraer valor de los datos de nuestras empresas, vendrá marcado nuestro futuro.